Ibercaja ha decidido parar las máquinas de la salida a bolsa. El banco aragonés pospone el salto al parqué, que esperaba materializar a mediados de febrero, por la elevada volatilidad de los mercados que se ha desatado en la última semana por la crisis de Ucrania, un escenario que desaconseja afrontar en este momento un paso de tal trascendencia para el futuro de la entidad. Según fuentes conocedoras de la operación, todo apunta a que en el mes de abril volverán a darse las condiciones para culminar un proceso que se lleva retrasando desde el año 2018 por diferentes motivos.

El consejo de administración de Ibercaja, en su sesión celebrada este lunes, acordó «esperar a que los mercados de capitales internacionales vuelvan a una situación de mayor normalidad» antes de continuar con su oferta pública inicial de acciones ordinarias del banco, comenzada formalmente el pasado 20 de enero a través de la publicación del documento sobre su intención de cotizar, denominado ITF (intention to float), según detalla en una nota de prensa la entidad, que ha enviado a primera hora de este martes un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para comunicar la decisión.

En cualquier caso, Ibercaja solo da un paso a un lado pero no cancela la operación, ya que seguirá desarrollando los preparativos pero esta vez con la formulación de las cuentas anuales cerradas a 31 de diciembre de 2021, que se conocerán a finales de febrero.

Otros aplazamientos

La elevada tensión geopolítica global ha sido determinante también para que otras operaciones similares en Europa igualmente hayan decidido durante los últimos días esperar a una mayor normalización del mercado para culminar sus procesos, como la de la compañía tecnológica holandesa We Transfer o la farmacéutica alemana Cheplapharm, según destacan desde Ibercaja. El temor a que se desate una guerra en Ucrania ha disparado la volatilidad de los mercados por encima del 30%, cuando la media histórica ronda el 20%, una cuestión cualitativa por la que los bancos de inversión que asesoran a Ibercaja desaconsejan llevar a cabo cualquier operación corporativa.

Este escenario dificultaba el objetivo de captar inversores cualificados que se había marcado la entidad, que pretenden atraer a compradores que tengan vocación de permanencia a medio y largo plazo. Con la actual inestabilidad del mercado, corría el riesgo de sufrir una valoración a la baja de las acciones. 

Sin folleto de precios

La congelación de la operación bursátil se ha producido antes de la publicación en la CNMV del folleto del proyecto, en el que el banco debe desvelar el rango de precios de las acciones, un paso que el banco tenía previsto dar este miércoles. Las reuniones con los potenciales inversores (road show) previas al lanzamiento de este documento concluyeron la semana pasada, pero el consejo de administración ha llegado a la conclusión de que era preferible aplazar el proceso, como así le recomendaban los bancos de inversión que asesoran a Ibercaja en este proceso.

Así las cosas, todo apunta a que Ibercaja tratará de dar el salto al parqué en el mes de abril, cuando se considera en el mercado que exista una ventana natural de oportunidad.Eso sí, siempre que las circunstancias geopolíticas y financieras se hayan despejado.

La entidad tiene de plazo hasta final de año para ejecutar esta operación, con la que busca dar cumplimiento a la exigencia legal que obliga a la Fundación Bancaria Ibercaja –el accionista mayoritario con el 88,04% del capital– a reducir su participación por debajo del 50%. La propuesta inicial contempla que se quede con una cuota mínima del 46,09%, que podría ascender hasta el 49% en función de la condiciones de venta de los paquetes de acciones. Según fuentes del sector, pretende cotizar con una valoración de entre 1.650 y 2.100 millones de euros.

Ibercaja acumula ya varios intentos fallidos en su apuesta por la bolsa. El último de ellos en la primavera de 2020, cuando no fue posible hacerlo por el estallido de la pandemia. El limite temporal vencía inicialmente al cierre de ese ejercicio, pero el Gobierno de España le concedió una prórroga de dos años.