El Ayuntamiento de Beceite, en el Matarraña, volverá a cobrar desde marzo una entrada de cinco euros por persona para acceder al paraje natural de El Parrizal, un enclave de gran valor ecológico situado al noreste de la provincia de Teruel, muy cerca del límite con Cataluña.

Los contrarios a esta medida, tanto vecinos como residentes temporales, ya se manifestaron tiempo atrás para pedir la retirada de la ordenanza que impone ese pago a todos los visitantes, independientemente de su lugar de residencia.

El Parrizal es un paraje natural frágil y muy visitado por los aficionados a la naturaleza. Se han establecido por ello dos turnos diarios, de 300 personas cada uno, lo que garantiza al consistorio, en temporada alta, una recaudación de 3.000 euros al día.

"Es una decisión ilegal"

Pero la medida ha causado una gran indignación. «Es una decisión ilegal y que va totalmente en contra del principio constitucional y europeo de libre circulación de personas», manifestó ayer un opositor al cobro de esta tasa.

La aprobación de la ordenanza ha cogido por sorpresa a los vecinos y residentes temporales, muchos de los cuales viven fuera pero son oriundos de la zona, en donde han adquirido o heredado casas de pueblo y chalets.

«El año pasado la norma se paralizó debido al covid y a las presiones de los vecinos y propietarios de segundas residencias», explicó la misma fuente. «Dijeron que retiraban la ordenanza que regula la entrada a El Parrizal y ahora nos damos cuenta de que mintieron porque resulta que la han retomado a las primeras de cambio», señaló el mismo informante.

El alcalde de la localidad, José Enrique Celma, reconoció ayer que la ordenanza ha sido objeto de cambios tras la retirada de la anterior. «Ha sido aprobada y ya está en vigor», afirmó.

El regidor aseguró que la gestión de la zona natural de El Parrizal resulta costosa y que por eso es preciso pagar una entrada que garantice unos ingresos mínimos para pagar esos gastos.

«La gestión del espacio no es gratis», insistió Celma. «Se requieren inversiones continuas en señalización, pasarelas, persona y mantenimiento», añadió.

14 puestos de trabajo

El alcalde manifestó que El Parrizal constituye una importante fuente de ingresos en un municipio de pocos habitantes y con unos recursos limitados. «Da empleo, de forma directa, a seis personas, y a tres más en la oficina de turismo», explicó. «Claro que si se cuentan todos los puestos que dependen en mayor o menor medida del enclave natural nos vamos a 14 personas en total», agregó.

Uno de los detalles de la nueva ordenanza que ha causado más enfado es el hecho de que se obligue a los usuarios ha llevar una pulsera de plástico. «Es indignante», afirmó un visitante que va frecuentemente a ese lugar. «Tratan esta zona como si fuera un parque temático o algo así», criticó.

La misma persona denunció la «pasividad» de las instituciones aragonesas, como el Inaga, frente a esta forma de proceder por parte de la autoridad municipal.

A este respecto, José Enrique Celma señaló que la nueva ordenanza sustituye el pago por vehículo por el pago por persona y que es preciso que los visitantes lleven un elemento de identificación pues la entrada da derecho a un seguro de accidentes.

La puerta de la discordia

No es la primera vez que las actuaciones en El Parrizal crean polémica. Así, en junio de 2020 se instaló un portón de hierro en el acceso principal.

La medida fue objeto de fuertes críticas por parte tanto de entidades ecologistas como asociaciones empresariales del Matarraña que destacaron que este control ni siquiera ha recibido el visto bueno de la Administración autonómica.

Para los grupos de defensa del medio natural se trata de una barrera que, al margen de la extrañeza que provoca una puerta colocada a la entrada de un desfiladero, perjudica a la fauna de la zona al convertirse en un obstáculo para el paso de animales.

«Se ha hecho de manera imprevista y sin contar con la opinión de nadie», señaló un empresario turístico del Matarraña, comarca a la que pertenece Beceite. «Es una medida unilateral», subrayó.