long covid y no participar en otro tipo de intervención activa o psicológica, para así poder «analizar los resultados», explica Bárbara Oliván.

Ella es la impulsora de uno de los estudios, una aplicación para controlar y mejorar la sintomatología de los pacientes. Rosa Magallón encabeza el otro ensayo clínico, para probar un producto contra el asma que puede influir positivamente en pacientes con covid persistente con «predominio de síntomas respiratorios.

La puesta en marcha de la app cuenta con financiación del Instituto Carlos III y necesita 120 personas que quieran colaborar. Son los enfermos los que «nos dicen cómo les ha cambiado la vida, qué no pueden hacer o qué mejora su calidad de vida», explica Oliván, quien señala que tienen «problemas de sueño, niebla mental o disnea». Todo ello se puede mejorar con ejercicios, con vídeos para mejorar la respiración, con una alimentación particular –los frutos secos pueden mejorar su sintomatología–, unos consejos de sueño o de «suave ejercicio», que será lo que pueden encontrar en la aplicación, que ya están desarrollando los informáticos, señala la especialista.

Esta herramienta «no guarda ningún dato personal» pero podrá cada paciente ver su evolución y además «incluir cómo se van sintiendo» para así tener en cuenta «su evolución», influyendo así en «su estado de ánimo». La aplicación estará abierta a todo el mundo, pero desde el grupo de investigación además habrá una parte presencial para «acompañarles en las primeras semanas» y analizar su evolución tres semanas después.

Otro de los ensayos, también con financiación del Carlos III está destinado a pacientes con problemas respiratorios provocados por el covid persistente. Para este estudio se necesitan unas 70 personas (es compartido con Cataluña, que aportará un centenar). En este caso probarán un producto para el asma y, según explica Magallón, quieren demostrar que también es efectivo para los enfermos que aun habiendo superado el coronavirus siguen teniendo síntomas. H