El contexto económico y social mundial, con «cambios profundos» que afectan a las sociedades de todo el planeta, impone también un «cambio en la política». Así lo defendió este martes el líder del PSC y exministro de Sanidad del Gobierno de España durante la pandemia de coronavirus, Salvador Illa, que visitó Zaragoza y Calatayud para presentar en sendos foros su análisis de las relaciones de Cataluña con Aragón, España y Europa.
Lo hizo primero en el Foro de la Asociación de Directivos de Empresas de Aragón (ADEA), en Zaragoza y, por la tarde, en Calatayud, con parada exprés y sin periodistas en el despacho de Presidencia del Pignatelli, con Javier Lambán. Ningún representante del Gobierno autonómico le acompañó en el acto con los empresarios, donde le dieron la bienvenida los socialistas del Alto Aragón, con Miguel Gracia, presidente de la DPH, y Fernando Sabés, su secretario general.
El líder de los socialistas catalanes desgranó el que es para él el origen del desafío independentista (la ola de populismos que recorre todos los países), cuáles han sido sus momentos de avance y de retroceso, y cuál es la «alternativa» que está dibujando el partido que dirige para lograr que en las próximas elecciones el presidente de la Generalitat no sea independentista. La alternativa a un Govern que «no funciona ni funcionará», dijo, por las discrepancias insalvables de sus socios.
Los cambios que debe afrontar la política, defendió Illa, pasan por «volver a poner de moda la política de acuerdos, que requiere de más coraje»; «practicar el respeto en lugar de la crispación y el insulto»; instaurar la «política de la autoexigencia en lugar del victimismo» y defender las «identidades compartidas» frente a quienes obligan a elegir «por una sola identidad».
Para explicar este contexto político con el independentismo en retroceso, Illa detecta dos momentos clave: la pandemia y la guerra en Ucrania. Dos procesos que, por distintos motivos, han puesto de relieve la «interdependencia entre territorios» y que «han cambiado el orden de prioridades» de todos los gobiernos.
Estos dos procesos, explica, llegaron tras el «fracaso» de la declaración unilateral de independencia, que desembocó en una «pérdida reputacional» de las instituciones catalanas así como en una merma a la pujanza económica de una comunidad autónoma que durante mucho tiempo lideró el PIB español. Así lo ha recordado también en su presentación el presidente de ADEA, Salvador Arenere, que rememoró el traslado de empresas desde Cataluña a Aragón como uno de los símbolos más evidentes de ese desgaste en la convivencia.
Ahora, insistió Illa, es el momento de «la digestión colectiva de ese fracaso colectivo». Para llegar hasta ahí, consideró, ha habido frenos y avances. Frenos, como la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo o el caso de espionaje con el programa Pegasus. Y avances como los indultos.
Con todo, el líder de la oposición en Cataluña considera que el balance social tras el desafío independentista ahora es «positivo, hacia el realismo político». «La sociedad catalana quiere superarlo. La pandemia y la guerra de Ucrania han evidenciado nuestra interdependencia, la necesidad de ir juntos, con España y con la Unión Europea, y ha cambiado la agenda de prioridades», recalcó.
En este tránsito, el exministro defendió que Aragón «juega un papel muy importante». Para mejorar unas relaciones deterioradas en los últimos años, abogó por recuperar la senda del «respeto mutuo y la escucha».
