Un teleférico en forma de espiral que ascienda por los casi 350 metros de altura de la chimenea de la central térmica de Andorra, con zonas de restauración, cabinas con capacidad para 12 personas y una imagen panorámica espectacular del Bajo Aragón y las Cuencas Mineras.

Es el proyecto que ha ideado el escultor zaragozano Miguel Ángel Arrudi para buscarle un futuro digno al emblema turolense y convertirlo en una atracción turística que ayude a impulsar la zona tras el cierre del sector del carbón.

Fue tras el «lamentable» derribo de las simbólicas torres de refrigeración de la central cuando el artista se decidió a diseñar este extravagante pero más que curioso proyecto, el segundo, en realidad. El funicular subiría por la enorme chimenea hasta una altura de 342 metros, donde circunvalaría la cumbrera para emprender el regreso a tierra. Toda una atracción turística con un trayecto que duraría entre 15 y 29 minutos, por lo que daría tiempo de sobra para disfrutar del paisaje. «Daría tiempo a ver el paisaje circundante e incluso buena parte del Bajo Aragón. Indiscutiblemente, esta actividad generara una escultura lumínica única en el mundo de esas características», apunta el escultor.

La panorámica de la central antes de la demolición de las torres de refrigeración EL PERIÓDICO

Según se recoge en el documento primigenio, las cápsulas panorámicas se deslizarían por el perímetro de la chimenea mediante unas sirgas con rieles y rodamientos y un eje de rotación en la cúspide. De este modo, se podría realizar el recorrido completo, cercano a los 850 metros entre subida y bajada, sin salir de las cápsulas en un giro de bucle inverso.

Por otro lado, la maquinaria y demás componentes se situarían en el punto de salida, mientras que el sistema de funcionamiento sería semejante al de un funicular pero con el punto de fijación y rotación en el centro superior del lateral de la capsula más próxima a la pared de la chimenea.

El proyecto es llamativo, ya que el autor pretende crear «un puente entre el pasado y el presente, dándole al patrimonio industrial un nuevo propósito», dice Arrudi. En este sentido, a nadie se le escapa que el vanguardista diseño esta ciertamente relacionado con la transición verde que la empresa energética Endesa y su filial renovable Enel Green Power quieren llevar a cabo en la zona.

Imagen de una de las cápsulas del proyecto EL PERIÓDICO

Sin embargo, son muchas las dudas que surgen respecto a la demolición del símbolo que representa el modo de vida en base ese al carbón que forjó la personalidad del Bajo Aragón, Andorra y las Cuencas Mineras. En mayo, Endesa procedió a derruir las tres torres de refrigeración de la central, y no pocos criticaron el acto al ver que se perdía una oportunidad de oro para crear un atractivo turístico respecto a la central. No obstante, asegura Arrudi con cierta sorna que la explosión fue «impecable».

En cualquier caso, no es momento de desperdiciar la oportunidad que se abre con la chimenea, una de las torres térmicas más altas del mundo y la segunda de la península Ibérica. Apuesta Arrudi porque hacer necesaria «una justificación moral» de la transformación del paisaje que el entorno de Andorra sufrirá con los macroparques de energías renovables que allí se instalarán. Es el nudo Mudéjar, a través del cual se pretenden generar 1.200 megavatios de potencia energética, lo que evidentemente sí conllevará una alteración del paisaje.

Imagen del proyecto de funicular para la chimenea de Andorra

Imagen del proyecto de funicular para la chimenea de Andorra EL PERIÓDICO

Arrudi ya había presentado en un proyecto anterior una propuesta en la que un ascensor central subía por el interior de la chimenea. En la cubierta se instalaría un mirador panorámico, así como unas antenas de telecomunicaciones, algo que se mantiene en este segundo proyecto, con capacidad para transmisión 5G.

Lleva el escultor más de dos años peleando por que no se derruya el símbolo del carbón andorrano y no ceja en su empeño por conseguir salvar el emblema turolense.