Imaginairum tendrá que llegar a un acuerdo de refinanciación con sus principales acreedores para superar el proceso concursal en el que se encuentra la empresa desde hace dos meses. El Juzgado de lo Social número dos de Zaragoza declaró la suspensión de pagos de la juguetera aragonesa el pasado 20 de julio por una deuda total que asciende a 32 millones de euros, por encima de los 25 millones de pasivo estimados en el último ejercicio, lo que hace que sea una de las mayores quiebras que se recuerdan en el sector comercial de Aragón. El procedimiento fue solicitado la compañía de forma voluntaria a finales de junio.
El número de acreedores supera los 800, entre los que se encuentras los 300 trabajadores despedidos en los últimos años a los que la empresa debe la última nómina y la indemnización y el finiquito por la rescisión de sus contratos. También hay proveedores de juguetes, pero la mayor parte del pasivo recae sobre una veintena de entidades financieras tanto nacionales como internacionales, según la información facilitada por fuentes conocedoras del caso.
Imaginarium llevaba casi dos años demorando la entrada al concurso de acreedores, en el que ha acabado desembocado al no poder resolver los problemas económicos que arrastra desde hace más de una década. Finalmente lo presentó el pasado 30 de junio, el último día en el que estaba vigente la moratoria que eximía a las empresas con dificultades de la obligación de iniciar este tipo de procesos, una medida que fue aplicada por el Gobierno para paliar los efectos de la pandemia.
Todo apunta a que el importe de la deuda será mayor del estimado inicialmente. La cifra definitiva se conocerá una vez que los administradores concursales presenten ante el juzgado el informe sobre la situación financiera de la empresa. El plazo para remitir el documento finaliza el 20 de noviembre, pero se ha solicitado una prorroga por la magnitud y complejidad del caso.
El proceso concursal se encuentra ahora en una fase inicial, pero el actual propietario de Imaginarium, el empresario costarricense Federico Carrillo, mantiene su intención de tratar de reflotar la compañía, tal y como viene señalando en los últimos meses. Desde Imaginarium reiteraron que la entrada en el concurso se hace con el objetivo de dar «continuidad» a la empresa, no para el cierre. A pesar de esta difícil situación, los gestores de la firma aseguran que están tratando de reactivar su mermada red comercial con la apertura de nuevas tiendas propias en España. Todo ello, con el anhelo de resurgir de las cenizas, pero las estadísticas de estos procesos no juegan a favor de que este deseo, ya que el 90% de los casos acaban en liquidación.
Por el momento, Carrillo no ha planteado la liquidación de la firma, cuya gestión intervenida y supervisado por la administración concursal, que ha recaído en el despacho de abogado Abecon. En cualquier caso, una de las opciones que estaría sobre la mesa sería la venta de la unidad productiva, siendo la marca comercial el mayor activo con que cuenta Imaginarium, que carece de bienes inmobiliarios.
