El Periódico de Aragón

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ENTREVISTA
Contracorriente El fotoperiodista zaragozano presenta un libro y dos exposiciones sobre la evolución del Líbano

Diego Ibarra: "Huyo de la figura del paracaidista, me gusta sumergirme en las realidades"

El fotoperiodista zaragozano Diego Ibarra, en su exposición en el edificio DKV. ANDREEA VORNICU

Diego Ibarra ha presentado un libro, 'The Phoenician Collapse', y dos exposiciones sobre la evolución del Líbano en los últimos siete años. Además, el fotoperiodista zaragozano colabora con medios internacionales como 'The New York Times', 'Al Jazeera' o 'Der Spiegel' y ha trabajado en otros países como Siria, Afganistán, Irak, Ucrania, Colombia o Nigeria.

En el libro y la exposición habla de la evolución del Líbano desde su campo, el fotoperiodismo.

Llevo más de una década siendo fotoperiodista, y el libro es un homenaje a un país que me ha acogido con la intención de crear memoria, porque sin imágenes no hay memoria. Es una mirada personal sobre el declive de un país que fue considerado la perla de Oriente Medio. Las consecuencias de una guerra civil y sus heridas no curadas, la explosión del puerto de Beirut, una revolución fallida y el multisectarismo han conducido al país al declive.

¿Cómo se ve en primera persona la situación de Líbano y de Oriente Medio?

Líbano es un país sumido en la desesperanza, es difícil vislumbrar un futuro cuando se carece de gobierno, agua, electricidad y servicios básicos. La comunidad internacional les ha ofrecido ayuda a cambio de formar gobierno, pero las malas prácticas del multisectarismo hacen que no avance y está arrastrando a los ciudadanos. La moneda se ha devaluado muchísimo y la gente está ahogada. Uno de mis objetivos es brindar esa memoria para que puedan tirar hacia delante. Oriente Medio ha sido siempre una zona muy convulsa, con muchos intereses internacionales por el reparto de los recursos naturales. Es una zona olvidada porque todo el foco mediático está en Ucrania, y el legado que el Estado Islámico ha dejado en Irak o Siria todavía es palpable.

¿Debemos reflexionar sobre la falta de empatía que mostramos a veces con la gente que se ve obligada a huir de esos países?

Desgraciadamente, la vida de un occidental siempre vale más que 20 afganos o sirios que mueren en un atentado. Si bien es cierto que Europa ha apoyado incondicionalmente a los refugiados ucranianos, no debemos olvidar su actitud ante la masiva ola de refugiados de hace un par de años, en la que no hubo tanta empatía. Duele y hace pensar porque hay ciertas vidas que importan más, cuando el dolor es único e intransferible y cada realidad tiene que ser contada como se merece.

"El objetivo de un fotoperiodista y de un contador de historias radica en incomodar y en trasladar preguntas al espectador, huyendo de las respuestas estereotipadas"

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En esta era, lo que más importa es la imagen. ¿Cuál debe ser el papel del fotoperiodismo?

El fotoperiodismo está más vivo que nunca, pero seguimos pecando ante la saturación de imágenes. Vivimos lobotomizados por las redes y los grandes medios, y no nos da tiempo a observar y reflexionar sobre lo que pasa en el mundo. La fotografía es subjetiva y permite mirar de forma más pausada hacia realidades convulsas. El objetivo de un fotoperiodista y de un contador de historias radica en incomodar y trasladar preguntas al espectador, huyendo de las respuestas estereotipadas. Sin memoria, estamos condenados a repetir los mismos errores del pasado. Los fotoperiodistas no debemos ser los protagonistas, solo el medio que cuenta esas historias.

¿Qué es lo que más le llama de esas zonas conflictivas en las que ha estado?

Estudié periodismo, pero me di cuenta que la fotografía era el medio con el que mejor me identificaba. Además, viví cinco años en Pakistán. Huyo de la figura del paracaidista, me interesa vivir en los sitios y sentir, oler, compartir, experimentar, aprender, escuchar. Es la única forma de contar estas realidades sangrantes. No me gusta ser el paracaidista que araña la realidad unos pocos días, me gusta sumergirme y la única forma es pasando tiempo. Para la fotografía es muy importante la aceptación por parte de quien estás retratando. Es un formato más pausado pero permite esa profundidad. Sin tiempo, solo hay respuestas estereotipadas, pero si nos tomamos tiempo, vamos a generar preguntas y necesitamos que el espectador sea crítico.

¿Es un oficio valorado?

Está más vivo que nunca, pero faltan muchos apoyos por parte de las autoridades. Por ejemplo, una parte de este libro ha salido gracias a una campaña de micromecenazgo. Es necesario apostar por los fotógrafos locales en lugar de ningunearlos. Por no tener, no tenemos ni una figura jurídica que nos represente en términos legales de Hacienda. Vivimos en un mundo de imagen y ese apoyo es necesario.

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