POLÍTICA SANITARIA

El Royo Villanova deriva pacientes a tres hospitales por la saturación de Urgencias

La presión asistencial sigue «muy alta» y un enfermo acumulaba este lunes 65 horas de espera

El hospital Miguel Servet abre todas sus salas cerradas para poder acoger nuevos ingresos

Varios familiares de pacientes, este lunes, en la sala de espera del Royo Villanova.

Varios familiares de pacientes, este lunes, en la sala de espera del Royo Villanova. / ANDREEA VORNICU

Ana Lahoz

Ana Lahoz

En las Urgencias del hospital Royo Villanova de Zaragoza la semana ha comenzado prácticamente «igual que terminó». Lo dicen fuentes del personal, quienes aseguran a este diario que el servicio sigue saturado, con una presión asistencial «muy alta» que, a primera hora de este lunes, dejaba a casi 30 pacientes pendientes de ingreso y sin cama para ello. «Uno de ellos lleva 65 horas en Urgencias, va a estar aquí casi tres días. No es lógico», lamentaban los profesionales.

La dirección del Royo Villanova, dada la situación, se ha visto en la obligación de tener que realizar (otra vez) derivaciones de enfermos a tres hospitales de la capital aragonesa: el San Juan de Dios, el hospital Militar e incluso la Mutua de Accidentes de Zaragoza (MAZ). Además, según fuentes de la consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, durante el día se habilitaron algunas camas que estaban cerradas en el propio hospital y también en el Provincial, de tal manera que se pudiera absorber la demanda.

«Cada vez que tienes que ingresar a un paciente o dejarlo en observación parece que añades leña al fuego en lugar de estar haciendo tu trabajo. Es frustrante», apuntan fuentes del personal.

«Lo que viene sucediendo ya no es algo puntual, sino que está cerca de ser lo habitual», apuntó por su parte Susana Martínez, médica de Urgencias y portavoz de CSIF en el Royo. «Así es muy difícil trabajar, no solo físicamente, sino también psicológicamente», añadía. «Cada vez que tienes que ingresar a un paciente o dejarlo en observación parece que añades leña al fuego en lugar de estar haciendo tu trabajo. Es frustrante», apuntó Martínez.

«Situación de hacinamiento»

«Es una situación muy incómoda para los pacientes, que ya de por sí están enfermos y en malas condiciones, como para padecer esta situación de hacinamiento», criticó esta profesional. «Este hospital se ha quedado pequeño desde hace mucho tiempo, ya lo venimos denunciando», sentenció.

El malestar por la saturación de Urgencias no solo está instalado entre los médicos, sino también entre el personal de Enfermería y los celadores, que con un mismo número de efectivos tienen que atender a un volumen mayor de pacientes. «Atienden planta y media, traslados, hacen aseos y movimientos de pacientes siempre de la manera menos lesiva para ellos, pero con mucha presión porque hay mucha gente», precisó Martínez.

De los casi 30 pacientes que por la mañana no tenían cama en el Royo Villanova, 12 se encontraban en la sala de observación; 7 en la sala de saturación; 4 en el pasillo; y 5 en la sala de respiratorio (alguno con covid). «Se harán traslados y así pasará otro día, pero el problema es que esto empieza a ser una constante. Hacen falta otro tipo de soluciones, más allá de los traslados», insistió. En el aire está saber qué pasará con el proyecto de reforma y rehabilitación del Royo Villanova que, administrativamente, inició el anterior Gobierno de Aragón.

Donde parece que el pico de saturación ya ha pasado es en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. Aquí, la dirección ya abrió este lunes todas las salas que estaban cerradas (por ser agosto). Esta decisión ya la pidió la semana pasada CSIF, tal y como recogió este diario.

De este modo, el servicio de Urgencias ha iniciado la semana más descongestionado porque se disponen de más espacios para ubicar camas de ingreso. Como ejemplo, temprano solo había tres personas en saturación, un dato muy bajo. La apertura de espacios, además del regreso de las vacaciones de parte del personal, ayuda a equilibrar la presión asistencial, que se vio disparada especialmente la semana pasada por el repunte del covid y efectos del calor.