Cuando el bolsillo aprieta, el consumidor recorta los gastos y modifica sus hábitos de compra en busca de gangas o chollos que satisfagan sus necesidades sin renunciar necesariamente a dejar de comprar. La escalada de la inflación en los dos últimos años está impulsando la proliferación de las fórmulas comerciales basadas en precios bajos. Las calles de Zaragoza son un claro ejemplo de una tendencia que es común a toda España. No hay mes en que no se anuncie la apertura de alguna tienda de las conocidas cadenas low cost que se están popularizando por Europa con el reclamo de dar lo mismo o más por menos, ya sea en ropa, hogar o alimentación. Pepco, Zeeman, Primaprix, Tedi, Sqrups o Jysk son algunas de las firmas que han aterrizado con fuerza en la capital aragonesa, donde varias de ellas han multiplican su presencia en poco tiempo. Es solo el principio de lo que está por venir, según pronostican los expertos del sector.

Nadie duda de que el fenómeno irá a más. De hecho, son varias las marcas de este tipo que están en búsqueda activa de locales en Zaragoza, algo no siempre sencillo por las características de espacio y buena ubicación que requieren estas compañías. En algunos casos se trata de enseñas en pleno proceso de expansión por todo el territorio nacional que todavía no se han estrenado en una de las plazas más cotizadas del país. No solo por su volumen de población, también por ser considerada desde siempre un fiable campo de pruebas para los lanzamientos comerciales al representar muy bien a la media española. La cadena danesa de cosmética Normal, la textil alemana Kik o los supermercados Action o Supeco son algunas de las firmas que podrían desembarcar en los próximos meses.

La fiebre low cost se está extendiendo como una balsa de aceite por la ciudad y no precisamente en las arterias más céntricas o comerciales. «Son cadenas que les gustaría estar en las principales calles, pero como ahí las rentas son elevadas, tratan de asentarse en los barrios consolidados», apunta Alicia Noguera, consultora del mercado retail de la inmobiliaria CBRE en Zaragoza, quien pronostica que la tendencia va a continuar. «Los bajos precios son siempre bienvenidos, pero más en el actual contexto inflacionista» añade.

«Lo difícil es encontrar un buen local que tenga una buena visibilidad y una superficie suficiente», subraya. La oferta existe es limitada en este sentido, ya que abundan los espacios de pequeño formato, pero estas cadenas suelen demandar inmuebles que superen los 300 metros cuadrados y en algunos casos de más de 500.

Los supermercados outlet Primaprix son un caso significativo del auge de este modelo. Abrió su primer establecimiento en enero de 2020 en el paseo de las Damas y ahora cuenta ya con diez centros repartidos por distintos barrios de la ciudad. Delicias, San José y Las Fuentes concentran la mayor parte de los locales de esta firma, aunque tiene algunas posiciones más céntricas y tiene presencia también en Puerto Venecia.

Oportunidad y amenaza

De la necesidad de estas cadenas, que despliegan con gran rapidez, se están beneficiando algunos propietarios que llevaban años, incluso décadas, sin encontrar un inquilino. El mercado de los locales lleva además una larga temporada a la baja por el retroceso de un comercio físico diezmado frente al auge de las ventas por internet. De hecho, los precios de estos inmuebles están en uno de los niveles más bajos de los últimos 20 años, aunque se han recuperado algo. El coste medio en la ciudad de Zaragoza se sitúa en 1.011 euros por metro cuadrado en el tercer trimestre de 2023, un 7,41% más que hace un año.

El fenómeno está sirviendo para dar una nueva vida a locales que llevan huérfanos una larga temporada y suponen un revulsivo comercial para algunas calles, ya que el desembarco de estas marcas está siendo especialmente intenso en los barrios. Pero no cabe duda que también supone una nueva amenaza para los comerciantes locales y de proximidad, a los que no les queda más remedio de que agudizar el ingenio y explotar sus bazas para competir al no poder competir en precios.

El outlet generalista Sqrups, que se caracteriza por tener artículos con un precio medio de 0,8 euros, es un ejemplo del interés de estas firmas por los barrios. Cuanta con dos locales en Zaragoza, uno en Torrero (Martínez Vargas, 11) y otro en San José (Doce de Octubre, 18). Se trata de establecimientos que operan bajo el régimen de franquicia y cuya oferta productos procede de restos de series, liquidaciones, excedentes de fabricación o siniestros.

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La cadena de ropa y productos de hogar Pepco, conocida como el Primark polaco, apuesta más por instalarse en centros comerciales. Desembarcó en Zaragoza a finales de 2021, con la apertura de su primera tienda en Puerto Venecia, y hace dos semanas subió la persiana a su cuarta tienda en Utrillas Centro, el complejo ubicado en la antigua estación de tren del barrio de Las Fuentes. Ocupado un gran local de 624 metros cuadrados que estaba desocupado desde hacía tiempo.

El auge de estas tiendas puede suponer un revulsivo para el comercio minorista local por el efecto arrastre de público, pero también es una amenaza para sus intereses. «El sector tiene que saber jugar sus cartas, ya que en precio no puede competir», señala Natalia García Ortiz, jefa de servicio de comercio de la Cámara de Zaragoza. «La especialización y el trato humano son sus mejores bazas frente a tanta cadena y digitalización. Eso es lo verdaderamente disruptivo», afirma. La experta relativiza sobre el éxito del low cost a largo plazo por tener una clientela «más infiel» y las dudas que presenta el modelo en cuestiones como la sostenibilidad ambiental. «Nuestro comercio está acostumbrado a competir con toda la pluralidad de superficies y formatos y ha demostrado con la pandemia su capacidad de adaptación», concluye.