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La patóloga Mar García, en el Hospital Clínico de ZaragozaLaura Trives

Sanidad

Los patólogos de Aragón denuncian la falta de medios y relevo

Solo hay 50 especialistas en Aragón y dos plazas sin cubrir en Teruel. En tecnología, la comunidad está muy desfasada 

"Yo llegué de Barcelona de estudiar y cuando vine a Zaragoza fue como volver 30 años atrás. Estamos en una situación de desigualdad enorme en comparación con otras zonas del país", explica Mar García, presidenta de la Asociación Territorial de Aragón de la Sociedad Española de Anatomía Patológica

La anatomía patológica es una de las ramas de la medicina más desconocidas. La especialidad centra sus trabajos en analizar los tejidos y las células de cada paciente para dar un diagnóstico, avanzar en el pronóstico de la enfermedad y aportar opciones de tratamientos. Por tanto, su labor queda dentro de los laboratorios y fuera del foco de los pacientes, lo que afecta al reconocimiento que obtiene de buena parte de la sociedad y está provocando que, en muchos casos, caiga en el olvido.

Por ello, dentro del extendido problema de falta de relevo generacional que sufren otras especialidades médicas (así como también otros sectores), la anatomía patológica sufre doblemente un fenómeno que incluso compromete su viabilidad futura en Aragón. Así lo confirma Mar García, presidenta de la Asociación Territorial de Aragón de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP). «La falta de patólogos es evidente», comienza García.

La primera viene determinada por las administraciones competentes. «Hay una mala previsión en el número de plazas ofertadas tras el examen MIR en los últimos años. A esto se añade que algunos años no se han cubierto todas las plazas, o los residentes han dejado la especialidad a medias», explica una García que lamenta la poca consideración que tiene su profesión. «Algo hemos ganado en los últimos años porque formamos parte de los comités multidisciplinares junto con profesionales de otras especialidades, pero creo que aún no estamos al mismo nivel de reconocimiento que otros especialistas», reflexiona. «Se compara nuestro papel con el de un notario. Somos los que ponemos sobre el papel el nombre a las enfermedades, pero el diagnóstico que emitimos es indispensable para tratar correctamente a los pacientes», añade la presidenta.

Vacantes

Actualmente, en la comunidad aragonesa hay trabajando un total de 50 especialistas en anatomía patológica (42 con plaza en propiedad y ocho sin plaza fija) y, además, existen dos plazas sin cubrir, una en Alcañiz y otra en Teruel. Sumado a ello, Mar García recuerda que, en Calatayud, «una de las plazas se amortizó hace algunos años por lo que ahora solo hay un patólogo cuando sería necesaria otra plaza». Si la salud de la anatomía patológica no es buena en Aragón, no parece que el futuro vaya a traer buenas noticias para la especialidad. La presidenta de la Asociación Territorial de Aragón de la SEAP advierte que en los próximos años se prevén entre cinco y siete jubilaciones sólo en Zaragoza capital. «Cubrir los huecos que van a quedar vacantes va a ser muy complicado», apunta.

Si la situación de la anatomía patológica en Aragón es complicada, el retraso tecnológico que sufren las instalaciones de la comunidad es un factor decisivo que hace huir, o disuadir de venir, a los pocos estudiantes que se deciden por la especialidad. «Un alto porcentaje de los médicos que se forman aquí, cuando terminan su formación se van a otros hospitales fuera de Aragón», subraya García, algo que, a su pesar, entiende perfectamente.

El trabajo de los patólogos está infravalorado

 «Yo llegué de Barcelona de estudiar en 2015 y cuando vine a Zaragoza fue como volver 30 años atrás. Estamos en una situación de desigualdad enorme en comparación con otras zonas del país», protesta García. Una reclamación que, más que por los propios profesionales, la hace también por los pacientes. «Hoy en día se hace imprescindible disponer de todas las herramientas necesarias para el correcto diagnóstico de las enfermedades como el cáncer y para tener acceso a los tratamientos más avanzados. Falta inversión y compromiso a largo plazo por parte de los que tienen el poder de decidir, tanto en los hospitales como a nivel gubernamental. No sólo no disponemos de tecnología puntera que ya lleva años implantada en otras comunidades, sino que los trámites para solicitar nuevas técnicas aquí son tediosos», denuncia la presidenta de la Asociación Territorial de Aragón de la SEAP. Tanto es así que, este retraso tecnológico, ocasiona problemas reales a los enfermos de Aragón: «Hay muestras que deben de ser derivadas fuera del hospital, incluso de nuestra comunidad, con el consiguiente retraso en el resultado».

Cambios

Para tratar de dar a conocer la anatomía patológica, la «más desconocida» de las especialidades médicas, Mar García anuncia que se está tratando de hacer una pequeña revolución en su enseñanza en la facultad. «Los temarios están anticuados, hay mucho y en los cursos iniciales es una asignatura difícil. Estamos realizando un esfuerzo enorme para actualizar tanto el contenido como la forma de transmitir nuestro trabajo», confiesa la patóloga. Para ello, desde Unizar han implantado un proyecto titulado Patólogo por un día. «Queremos que los alumnos se queden con ganas de más y que se planteen nuestra especialidad como una opción», relata una Mar García que asegura seguir buscando fórmulas para evitar la crisis de su especialidad en Aragón.

"Hacer medicina y no ver pacientes..."

Que la anotomía patológica no es una de las especialidades más demandadas por los futuros médicos se comprueba fácilmente dándose un simple paseo por los alrededores de la Facultad de Medicina de la Universidad Zaragoza. Los estudiantes valoran su importancia, pero está lejos de sus prioridades y la consideran una de las menos atractivas

El argumento más repetido entre los universitarios es el de su no trato directo con los enfermos. «Estudiar medicina y no ver a ningún paciente en toda tu vida...», reflexiona Marcos Calavia, estudiante de segundo curso. El joven aragonés considera que los patólogos son muy necesarios y realizan una labor muchas veces invisibilizada incluso por las personas a los que sus diagnósticos consiguen salvar. «Al final el paciente siempre se queda con la cara del doctor que le opera, que le hace los revisiones y con el que tiene el trato continuo», valora Marcos.

En ese mismo sentido, su compañero de clase, Roberto, apunta al trabajo «más de investigación y de laboratorio» que conlleva la anatomía patológica. «Normalmente el que estudia medicina lo hace por vocación y por ayudar al prójimo. Que no quiero decir que ellos no lo hagan, que lo hacen y mucho, pero yo creo que a ellos no les llega ese agradecimiento que recompensa tu trabajo y que al final es tan reconfortante para el médico», asegura.

Conforme avanzan los años de carrera, los estudiantes de medicina piensan también en otras variables. Mónica Delgado, en quinto curso, apunta otro factor que, si ya de por sí la anatomía patológica entra en pocas listas de favoritas de los estudiantes de medicina, echa para atrás a los futuros profesionales, el factor económico. «En cualquier otra especialidad los médicos tenemos la posibilidad de hacer guardias y en las especialidades más de laboratorio eso no existe», apunta la estudiante, que asegura, por casos reales que conoce, que la nómina de un médico «puede llegar a duplicarse (y casi a triplicarse) a base de guardias».

Las prácticas durante los seis años de estudio tampoco ayuda a los alumnos indecisos a optar por la especialidad: «Yo ya he visto de todo en los hospitales. Por muchos que te guste la investigación, no puedes comparar mirar por un microscopio a asistir a un parto. El que hace anatomía patológica lo tiene claro desde primero, en la carrera es muy difícil que te entren ganas».

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