Ya de por sí los enfrentamientos entre Real Madrid y Casademont Zaragoza no suelen tener mucha historia. Han sido contadas las ocasiones en las que los aragoneses les han hecho cosquillas a los madridistas pese a que ha sido el duelo más repetido para los zaragozanos en la ACB. Basta con decir que, en 32 partidos oficiales, 30 han sido victorias blancas. Pero el de este domingo quizá ha sido la derrota con menos historia de la historia para el Casademont Zaragoza, que cuando quiso comparecer en el partido ya no tenía nada que hacer (94-69).

Recibiendo 28 puntos en diez minutos se hace muy complicado ganar. Anotando 3 puntos en un cuarto, se convierte en imposible. Si pasan las dos cosas a la vez sucede lo que le ha sucedido al Casademont, que el partido termina antes de empezar. El equipo de Jaume Ponsarnau venía de llevarse una paliza de Málaga, perdiendo por 40 puntos y dejando muy mala imagen, pero había tenido diez días para preparar el partido y recuperar jugadores. No se notaron ninguna de las dos cosas.

El Casademont salió frío, congelado. El Real Madrid, con la energía del líder que quiere más. Y cuando chocan un viento tan frío y otro tan caliente se origina un tornado, que fue lo que le pasó por encima al Casademont Zaragoza. El conjunto aragonés no llegaba ni en defensa ni en ataque, perdía balones constantemente, no supo leer ninguna situación. Ponsarnau paró el partido dos veces en el primer cuarto, pero ni por esas. Poirier superó como si nada a Thompson, Bone no encontraba los pases y, con Mobley perfectamente tapado, el Casademont se quedó en nada. 28-3 de máxima antes del final del cuarto.

25 puntos de diferencia en un cuarto es una barbaridad, aunque enfrente esté el Madrid. En el primero, es de nuevo de una falta de intensidad imperdonable. Es bajar los brazos antes incluso de subirlos. En cualquier otro partido esa diferencia hubiera requerido un milagro para salvar la derrota. Contra el conjunto de Pablo Laso, sencillamente era imposible que sucediera otra cosa que no fuera la victoria cómoda de los locales.

Es cierto que el Casademont mejoró en algunas cosas, porque peor era francamente difícil hacerlo. Subió en algo su intensidad defensiva en el segundo cuarto, encontró el camino al aro cuando apareció Waczynski e, incluso, logró un parcial de 0-10 a caballo entre el primer y el segundo cuarto. En un partido normal, hubiera podido suponer un punto de inflexión. En el de ayer no produjo ni siquiera una herida superficial en la coraza blanca. Lo más que pudo hacer el conjunto aragonés fue acercarse en torno a los 15 puntos, pero de ahí no pasó. El Real Madrid aceleró cuando le hizo falta, golpeando a la carrera, castigando cada una de las 21 pérdidas aragonesas, o en estático, moviendo el balón hasta encontrar a un lanzador solo o rompiendo la defensa por el centro con las continuaciones de Poirier.

Al Casademont le faltó de todo. Para empezar, más actitud desde el principio. Después, más continuidad en sus acciones defensivas y, sobre todo, más claridad en ataque. Con Mobley tapado (acabó con 0 puntos por primera vez esta temporada), tan solo Waczynski y Bone encontraron con cierta asiduidad el camino al aro. Casi siempre de manera individual, arriesgando, porque la elaboración del ataque aragonés fue bastante espesa durante toda la tarde, incapaz de superar la defensa blanca. Ponsarnau sacó a todos sus jugadores (buenos minutos de Font en el último cuarto) menos a San Miguel, que arrastra molestias, pero eso no mejoró el rendimiento del equipo.

El Casademont ya ha pasado el mal trago del Madrid, amargo como siempre, y ahora debe centrarse de nuevo en evitar la zona baja de la clasificación. Está dos victorias por encima de los puestos de descenso pero ya con dos partidos más y todos los equipos de abajo están mejorando. Más le vale no despistarse.

FICHA TÉCNICA:

Real Madrid: Williams-Goss (13), Hanga (8), Abalde (5), Randolph (14) y Poirier (19) –quinteto titular–, Heurtel (2), Thompkins (6), Taylor (8), Alocén (5), Llull (3), Núñez (1), Yabusele (10).

Casademont Zaragoza: Bone (12), Font (4), Yusta (6), Vanwijn (10) y Thompson (9) –equipo inicial–, Waczynski (12), Cook (2), Hlinason (6), Mobley, Radoncic (6) y Vilá (2).

Parciales: 28-7,25-26,21-17,20-19.

Árbitros: Jordi Aliaga, Alberto Sánchez Sixto y Esperanza Mendoza. Sin eliminados.

Incidencias: Partido de la jornada 18 de la Liga Endesa disputado en el WiZink Center de Madrid ante 3.581 espectadores. 

Así hemos narrado el partido en directo: