El Periódico de Aragón

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CASADEMONT ZARAGOZA

Pelota para Schiller

El técnico debe cambiar la cara y el ánimo del Casademont tras un pésimo inicio de Liga

Martin Schiller observa a sus jugadores desde la banda durante el partido ante el UCAM Murcia. ANGEL DE CASTRO

Han sido solo dos partidos pero el inicio del Casademont Zaragoza no ha podido ser peor. Las dos derrotas, ante el Obradoiro y el UCAM Murcia, han dejado unos números muy pobres, unas sensaciones descorazonadoras y la pelota en el tejado de Martin Schiller. El técnico debe actuar y buscar soluciones para que su equipo no repita sus peores errores en los próximos partidos. Ahora le espera el Gran Canaria en las islas y el Baskonia y el Fuenlabrada en casa.

El propio técnico se abrió a la reflexión y a la posibilidad de cambios tras el partido del sábado, sobre todo después de que el Casademont haya entrado tan frío en los dos primeros encuentros como para quedarse sin opciones de competir ya en los primeros compases. «No sé el porqué ya que esta unidad ha hecho un buen trabajo durante la pretemporada, me sorprende porque hasta ahora nos han dado muchas cosas. Después del partido ante el Obradoiro quise dar otra oportunidad a esta unidad pero habrá que analizar si hay que hacer cambios», dijo Schiller en sala de prensa.

Varias son las cosas que tienen que cambiar en el Casademont Zaragoza para ser más competitivo, para no perder nada más empezar. Schiller ha repetido quinteto inicial en estas dos primeras jornadas, el mismo con el que terminó la pretemporada. Ferrari, Jessup, Sant-Roos, Simanic y Mekowulu son los titulares del austriaco. Empezaron mal en el Fontes do Sar y arrancaron aún peor en casa frente al UCAM Murcia. Salvo el alero cubano, los otros cuatro no están ofreciendo el rendimiento esperado todavía y eso lastra demasiado al equipo.

También se nota la falta de experiencia y conocimiento de la competición y del lugar en el que se está. Algo lógico con tanto jugador nuevo, joven y debutante en la competición, pero Schiller también dispone en la plantilla de gente que sabe lo que es la ACB, lo que va a tener enfrente y lo que es jugar en el Príncipe Felipe. Y una cosa es necesitar un periodo de adaptación y otra que la competición te atropelle como le está ocurriendo al Casademont.

La experiencia

Un aspecto importante que, por ejemplo, sí tuvo en cuenta Sito Alonso. El aragonés cambió a tres jugadores respecto a su primer quinteto inicial y solo puso de partida a uno de sus fichajes que, además, ya conoce sobradamente la ACB, Pustovyi. El técnico del UCAM vino a decir después que lo había hecho precisamente para contar con jugadores que conocieran el equipo y a lo que se iban a enfrentar, porque la ansiedad les había jugado una mala pasada en su estreno ante el Breogán.

Los roles parecen confusos todavía y los cambios de posiciones de jugadores no ayudan. Howard Sant-Roos actúa de base en muchos momentos del partido y no es que no tenga calidad, capacidad ni experiencia para hacerlo, es que la plantilla está configurada con tres bases y el cubano es el alero del equipo. Si el alero adelanta en la rotación a los tres bases es que algo no funciona. Tampoco termina de encajar el juego interior. El sábado, Yusta acabó haciendo el cuatro en la segunda parte del encuentro. Simanic no ha ofrecido nada hasta el momento y Radoncic no tiene el protagonismo que quizá le correspondería por su final de temporada, pero no parece la mejor solución mover de sitio a uno de los que mejor rendimiento está ofreciendo hasta ahora.

Lo que más le preocupa a Schiller es el ataque de su equipo. No es para menos, porque el Casademont es el peor anotador desde todas las distancias en la máxima categoría, con unos números paupérrimos. Con un 36,6% en tiros de dos como firmó el sábado ganar un partido es un milagro. Así que el técnico debe buscar y encontrar la manera de que sus jugadores produzcan, de que sus tiradores tengan tiros liberados, de que lleguen balones a los interiores, de equilibrar el juego interior y exterior. El plan A de Schiller, apostar por los tiros de tres, no está funcionando y hace falta un plan B. Lo hecho hasta ahora ha resultado un fiasco, así que el técnico tiene la pelota en su tejado para cambiarle la cara al equipo.

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