Las pruebas practicadas este miércoles ante el jurado encargado de enjuiciar a la joven acusada del presunto asesinato de su exnovio en la localidad pirenaica de Broto (Huesca) en febrero de 2020 contradicen la versión exculpatoria dada por la procesada en el juicio en relación a la forma en la que se produjeron los hechos.

En la tercera jornada del juicio que se sigue en la Audiencia de Huesca contra Daniela V.G. por el asesinato del joven Geovanny Valencia, los peritos de la Guardia Civil han cuestionado que la acusada hubiera sido atacada previamente por la víctima tras sorprenderle en el interior de su apartamento.

Según relató la acusada al comienzo de las sesiones, su exnovio le puso el cuchillo en la garganta y le pinchó varias veces en la parte posterior del cuello, antes de girarle el cuerpo y poner el arma entre los dos al tiempo que le decía "o eres tú o soy yo".

Los agentes que inspeccionaron el escenario del crimen han descartado que en ese momento Daniela cogiera el cuchillo y se lo clavara a su expareja varias veces en el pecho, destacando que la distribución de las manchas de sangre y la trayectoria de las heridas evidencian que la víctima fue sorprendida por su atacante.

A partir del informe elaborado por los peritos forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), estos investigadores han asegurado que la acusada habría asestado las dos primeras cuchilladas en trayectoria descendente, desde el primer o segundo escalón de la escalera interior que da acceso al dormitorio del apartamento. Han destacado que posteriormente, le asestó otras dos, una de ellas en la aurícula izquierda del corazón que le provocó la muerte de forma instantánea.

Estos agentes han señalado que Daniela V.G., después de hacerle una veintena de llamadas a su exnovio, mantuvo una más que se prolongó por espacio de más de veinte minutos, tras la que envió una foto por whatsapp de la cama del dormitorio con ropa de la víctima rasgada con un cuchillo.

A tenor de las pruebas obtenidas, han asegurado que la foto remitida por whatsapp concuerda con un mensaje borrado poco después del teléfono del fallecido, que fue hallado con manchas de sangre sobre su cuerpo, a su juicio, después de haber sido manipulado por la acusada. Según estos investigadores, las pruebas practicadas evidencian que Geovanny Valencia fue objeto de un presunto delito de asesinato con alevosía, ya que no tuvo ocasión de defenderse tras ser sorprendido por su atacante. Han asegurado, además, que las heridas superficiales que presentaba la acusada en el cuello pudo infligírselas ella misma para reforzar su versión de una agresión previa por parte de la víctima.

Los peritos forenses del IMLA que practicaron la autopsia han reiterado sus tesis acerca de la mecánica del crimen, dos heridas en trayectoria descendente hechas desde los primeros escalones de la escalera interior y otras dos en el momento de desplomarse el cuerpo, todas en partes vitales del cuerpo.

El mayor debate se ha producido con la declaración simultánea hecha por los forenses contratados por la defensa, quienes han diferido de las tesis de sus colegas del IMLA al afirmar que a pesar de la diferencia de estatura, la acusada pudo realizar dos puñaladas en trayectoria descendente. También han diferido en relación a las heridas que presentaba la acusada en las partes anterior y posterior del cuello que, en su opinión, a pesar de mostrar una trayectoria que indicaría que fueron autoinfligidas, pudieron ser realizadas por la víctima.

Durante el transcurso del debate, los peritos del IMLA han mantenido sus tesis originales y han discrepado de la opinión de sus colegas, que también han presentado un informe psiquiátrico de la procesada a partir de las entrevistas que le realizaron en prisión. A juicio de estos peritos, y ante la falta de una pericial psiquiátrica forense encargada por el instructor, Daniela V.G. presenta un perfil de mujer maltratada, debido a los supuestos celos y acoso que ejercería su pareja sobre ella. En opinión de uno de estos especialistas, "se ha producido un espantoso resultado en un hecho en el que han intervenido una persona inmadura a nivel emocional y otra que confundía amor con posesión".

Han apuntado a que la procesada pudo estar sujeta a un episodio de trastorno mental transitorio en el momento del crimen derivado de la angustia y el pánico, una respuesta que ha llevado al jurado a preguntar si las puñaladas "certeras" que le asestó eran compatibles con ese estado. El juicio continuará este jueves con el resto de pruebas periciales y testificales pendientes y, el viernes con los escritos de conclusiones de las acusaciones y la defensa.