Guillermo Luis J. V. trabajó toda su vida en el sector de la construcción hasta que hace seis años decidió dejar su residencia en Colombia y emprender una vida en España. Fue por razones que tan solo él sabe, pero ha acabado traficando con cocaína en Zaragoza a sus 77 años. Pensó que nadie iba a sospechar de un camello septuagenario, minusvalorando así a la Policía Nacional que hace más de diez años ya arrestó a Cristina, su mujer, por algo parecido y que acabó conmutando la condena de prisión por la expulsión a su país. Un camino que ahora podría recorrer también su esposo porque está en situación irregular en el país.

Este hombre vivía solo en un piso que tenía alquilado en el número 14 de la calle Olmo, cerca del Mercado Central de Zaragoza y de la zona de ocio nocturno conocida como el Casco. Punto estratégico en su nuevo negocio puesto que los clientes tenían al traficante a la vuelta de la esquina.

 Aunque los agentes no encontraron dinero, la venta le iba bien por la infraestructura que había montado y las cantidades que tenía para cocinar y cortar la droga. El Grupo de Tráfico Minorista de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que le venía siguiendo halló 242,5 gramos de cocaína y 4,5 kilos de sustancia de corte en un trastero que tenía alquilado en el paseo Pamplona, que descubrieron por una factura de un cerrajero que acababa de cambiar el bombín.

Antes le habían encontrado una llave que abría el cuarto de contadores del edificio, donde la perra llamada Coca localizó en un recoveco tras una cuba de agua, un calcetín que contenía una bolsa con unos 6 gramos de cocaína, dos paquetes con ocho dosis individuales preparadas para su venta inmediata. Eso sí nada en su casa salvo las mismas gomas de pelo negro que usaba en las papelinas que vendía y que la Policía Nacional fue interviniendo en las diferentes vigilancias en el entorno de su casa. Pero no siempre vendía ahí. A veces se subía en una bicicleta o en un patinete eléctrico y vendía a domicilio.

Una aventura que se le acabó el pasado fin de semana cuando fue detenido y enviado a prisión provisional. Su única esperanza y la de su abogada Claudia Melguizo para sacarlo de la cárcel es que los 240 gramos de cocaína resulten ser tetracaína clorhidrato, una sustancia que se usa para el corte y que suele dar positivo en el reactivo aunque en el laboratorio da negativo. Así lo dijo ante el juez.