INTERPRETE: Grigory Sokolov

LUGAR: Sala Mozart del Auditorio

FECHA: Domingo, 8 de diciembre

ASISTENCIA: Media entrada

El genial Grigory Sokolov cerró ayer con su presencia (era su cuarta vez en el Auditorio) el quinto ciclo de Grandes Maestros del Piano, que, a pesar de no lograr llenos de aforo, ha deparado un buen número de extraordinarios conciertos con algunas de las máximas figuras del mundo pianístico.

Sokolov es un monstruo. Toque lo que toque, el ruso dota a sus interpretaciones de tal grandiosidad, importancia, sensación de profundidad, que hace de sus recitales ocasiones únicas. Su secreto radica en una técnica excepcional que le permite desentenderse de los aspectos mecánicos, incluso en las páginas más comprometidas, y volcarse en la música.

Volvía ayer Sokolov al Beethoven menor : las dos breves Sonatas op.14 son ignoradas por muchos pianistas por no ser demasiado difíciles. El ruso las toma como si fueran la Appassionata , dedicándoles un ingente esfuerzo en la búsqueda del color correcto, del tono perfecto para cada pasaje, empleando toda la paleta del piano romántico. El resultado es revelador, como lo fue la sentida lectura de la Sonata Pastoral . En ésta, sorprendieron la placidez del primer movimiento o la libertad máxima de tiempos en el rústico final, dentro de una versión difícil de igualar.

Unas exóticas Danzas del armenio Komitas sirvieron de arranque de la segunda parte, permitiendo al pianista desarrollar todo tipo de coloraciones para una música de tono simple y popular, pero atractivo. Pero lo importante vino después. Al comenzar la Séptima sonata de Prokofiev, Sokolov destapó el tarro de las esencias. Y salieron truenos y relámpagos, en una obra violenta y angustiada, de inmensas exigencias técnicas, que el pianista bordó. Como prueba, el Precipitato conclusivo, contundente, limpio y preciso hasta lo increíble y con una potencia sonora espectacular. El público fue seducido por la brillantez de esta obra y respondió con una de las ovaciones más encendidas del año, logrando cinco piezas, más leves y relejadas, de propina.