Ibercaja presenta en Zaragoza la primera exposición antológica del pintor Enrique Martínez Cubells (Madrid,1874-Málaga, 1947), con la intención, confesada ayer por el director de la Obra Cultural, Román Alcalá, de "lanzar al mundo del arte a un personaje", del que se exponen 40 cuadros en el Centro de Exposiciones hasta el 22 de marzo.

Pintor de temas marineros y de paisajes urbanos, interiores y ambientes rurales, y dotado de una técnica y una estética avanzadas para interpretar el realismo, Martínez Cubells quedó ensombrecido y menospreciado, pese a su éxito precoz como pintor, "por su tópico encasillamiento como sorollista".

La exposición recoge por primera vez muchas de las obras premiadas de este pintor en las Exposiciones Nacionales del cambio de siglo. La comisaria, Felisa Martínez Andrés, señaló que muchas de ellas no habían salido nunca de los museos.

Destacó Martínez Andrés el tríptico Trabajo, descanso, familia primer premio en 1904, (y envuelto en una infundada atribución de plagio), autorizada para figurar en esta muestra a cambio de su restauración por Ibercaja. O las obras Accidente o Vuelta de pesca (realismo social), también galardonadas.

Ingeniero de carrera, e hijo de pintor, Martínez Cubells completó sus formación pictórica en Alemania, (cuatro años en Múnich y más tarde estancias en Venecia, París y Amsterdam "quedó imbuído de las corrientes europeas realistas cuando aún hacían los pintores de su época cuadros de historia".

El trabajo era un tema frecuente en la pintura alemana y Martínez Cubells trazaba "pinceladas valientes, muy sintéticas, dentro de corrientes naturalistas, y con un gran interés por los efectos lumínicos", pero era, según Felisa Martínez, "más nórdico y austero que Sorolla", aunque al final de su carrera pintó obras comerciales sin complicaciones estilísticas, para su venta fácil en Latinoamérica.

Estos óleos más populares y comerciales de Cubells le han llevado a ser comparado equivocadamente con Joaquín Sorolla. La diferencia entre ambos estriba en la concepción de la luz mediterránea, que en Cubells se transforma en una luz contenida e intimista, frente a la fuerza cegadora del levantino.