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Kidman combate a las mujeres sumisas

La actriz protagoniza la sátira ´Las mujeres perfectas´

Imaginen una urbanización idílica a las afueras de una gran ciudad, plagada de mansiones y flores primaverales. Imaginen un mundo perfecto con esposas perfectas que sonríen las 24 horas, todas rubias y hacendosas, dedicadas en cuerpo y alma a satisfacer los deseos de sus parejas. Ellas cocinan, limpian, bailan y atienden su hogar sin un mal gesto. Son las amas de casa de Las mujeres perfectas , la última película de Nicole Kidman, que se estrena el viernes en EEUU y llegará a España el 6 de agosto.

El secreto de tanta dulzura es que están atrapadas en un cerebro robotizado y programado para obedecer a sus maridos, dueños del mando a distancia que controla sus movimientos. Kidman se pasa ahora a la comedia para interpretar a la poderosa presidenta de un canal de televisión que, tras ser despedida, abandona la competitiva y dura Nueva York para mudarse junto a su novio (Matthew Broderick) a Stepford, un pueblo imaginario de Connecticut.

Allí comienza la trama de este filme en el que también trabajan Bette Midler, en el papel de escritora feminista judía, aliada de Kidman en su cruzada contra las sumisas vecinas; Glenn Close y Christopher Walken, el matrimonio creador de este paraíso artificial; la cantante Faith Hill, que debuta en el cine con un papel de muñeca rubia platino, y Roger Bart, que interpreta a un arquitecto homosexual.

Esta es la historia de una comunidad donde no existen las imperfecciones. Un cuento irónico, mordaz y satírico. Un relato gótico a plena luz del día inventado por Ira Levin en una novela de los años 70 y trasladado al 2004 por el guionista Paul Rudnick, que vuelve a trabajar con el director Frank Oz tras su colaboración en In & Out . "El amor es imperfecto --apunta Oz--, y lo que refleja esta película es que no se puede cambiar a nadie". El realizador destaca que la lucha de poder es uno de los aspectos más importantes de la cinta, ya que en ella "los hombres pretenden controlar a las mujeres haciéndolas más débiles".

Las comparaciones con los reality shows que en EEUU Unidos transforman al concursante con operaciones de cirugía plástica son inevitables. En Las mujeres perfectas no hay bisturís, pero sí robots humanos. La decoración amable y cálida de las casas de Stepford, un híbrido entre Ralph Lauren y Martha Stewart, combina con las faldas de vuelo años 50 y el vestuario de colores pastel de las mujeres, "rubias por una cuestión de percepción", dice Oz.

UN PAPEL DISTINTO

A Broderick, apartado del cine por un tiempo para dedicarse a los escenarios de Broadway, le apetecía hacer este papel. "Me gustan las comedias, a veces son muy técnicas y tienen algo de científico", comenta. A las protagonistas femeninas, la perfección les queda lejos. "Yo tengo muchas inseguridades y un tremendo problema para encontrar el equilibrio entre mi vida profesional y de pareja", admite Kidman, que aceptó hacer la película "porque nunca había hecho nada parecido".

Todas coinciden en que las amas de casa reales no se pueden reconocer en las mujeres de Stepford. "Son sólo fantasías masculinas", apunta Midler. ¿Y cómo llevan la presión de Hollywood para parecer perfectas? "En los Oscar me he visto para honrar a la profesión. El cine es una ilusión y ayudo a alimentarla", explica Kidman. Close no fue educada para la industria del entretenimiento: "Nunca sé que ponerme ni quién me va a criticar". Y Midler se queja de la tiranía de la belleza. "Al final, nada es lo que parece". Igual que en las mujeres de Stepford.

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