La muerte de Amy Winehouse ha disparado la nostalgia y la venta de sus canciones. El segundo y último álbum hasta ahora de la cantante, Black to black, ha vuelto a las listas de los discos más vendidos en el Reino Unido, casi cinco años después de su aparición. Al ritmo actual, la cadena de tiendas HMV vaticina que el álbum, con el que la artista ganó cinco Grammys, volverá a ser número uno la próxima semana. La compañía está viendo a muchos admiradores comprando y bajándose el disco en internet, pero muchos otros van a querer hacerse con el cedé "para tener una conexión más tangible y fuerte con Amy", asegura el portavoz de HMV. "Suele ser algo que ocurre cuando muere un gran leyenda o estrella del rock", añade.

Desde aquel triunfo mundial, que la catapultó a la fama en el 2006, Amy Winehouse no había vuelto a sacar a la venta ningún álbum. La cantante había pasado sin embargo muchas horas componiendo y en el estudio de grabación habría dejado al menos una treintena de canciones acabas o casi acabadas. En los ambientes musicales se da como cosa segura la aparición de esa obra póstuma, que cobra tras la muerte de la artista un enorme valor añadido.

"MURIÓ SOLA" La que era su discográfica, Island Records, una subsidiaria de Universal Music Group, no ha querido hacer comentarios al respecto por el momento. Universal ha sustituido su página en internet www.umusic.co.uk por una foto en blanco y negro de la estrella, la misma que figura en los ventanales del edificio de sus oficinas en Londres. En declaraciones al programa Today de la BBC, Max Marot, antiguo directivo de Island Records, negó que la compañía hubiera ejercido presiones sobre la cantante. "Island ha actuado muy bien con Amy y tomó medidas muy conocidas para tratar de mantenerla apartada de sus hábitos destructivos", señaló con contundencia Marot.

La prensa británica ofrecía ayer nuevos detalles sobre las circunstancias que rodearon la muerte de la cantante. Amy, según ha contado su relaciones públicas, Chris Goodman, pasó la noche del viernes sola y habría estado tocando la batería, lo que motivo algunas quejas de los vecinos. El guardia que desde hace dos años se ocupaba de su seguridad, Andrew Morris, la dejó en su habitación, cuando ella le dijo que deseaba dormir.

Fue Morris el que, cuando trató de despertarla, descubrió que ya no respiraba. "Murió sola en su cama", declaró Goodman al diario The Sun. El guardián llamó inmediatamente a una ambulancia, pero los médicos nada pudieron hacer por ella. Algunas fuentes aseguran que la cantante llevaba seis horas muerta cuando se descubrió el óbito.

El mismo viernes por la noche Amy había estado bebiendo, abundantemente, según algunos conocidos de Camden, a pesar de haber concluido recientemente una cura de rehabilitación para alcohólicos. Los empleados del A Baia, uno de los bares que frecuentaba, confirmaron que Amy había tratado de dejar de beber las últimas semanas. La cantante había pasado hace apenas unos días un examen médico, y su salud era relativamente satisfactoria, a pesar de la fragilidad evidente que mostraba desde hacía mucho tiempo. Otras fuentes sostienen que el viernes también había comprado éxtasis, cocaína y ketamina. Sin embargo la policía asegura no haber encontrado ningún tipo de drogas en la vivienda.

Una primera autopsia practicada ayer al cadáver en Londres no logró establecer las causas del fallecimiento. Los forenses advirtieron de que habrá que esperar los resultados de nuevos exámenes toxicológicos, que deberán conocerse en el plazo de entre dos y cuatro semanas. Al mismo tiempo, ha quedado aplazada hasta el 26 de octubre una investigación sobre las circunstancias en que se produjo la muerte. Los padres de la cantante tuvieron que pasar en la mañana de ayer por la terrible experiencia de reconocer oficialmente el cuerpo de su hija, que se hallaba en el depósito de San Pancras.

La familia está tratando de concluir lo antes posible los arreglos del funeral. Su deseo es respetar la tradición judía, la religión que ellos profesan, y despedir a Amy en una ceremonia privada, cerca del que fue su hogar en Enfield. No se descarta que algunos de sus amigos, como Mark Ronson y Elton John, puedan actuar en esa despedida.