--En 'Agnés', el espectáculo que presenta en el Teatro de la Estación, fusiona muchos generos. ¿De qué se compone?

--El espectáculo no me parece muy clasificable. Además, no tengo ningún interés en las fronteras entre disciplinas porque me he ido nutriendo de todas ellas, principalmente de la danza que es en la que se basa mi educación y formación. En mi trabajo se puede ver todo de lo que me he nutrido. Tiene parte de talk show, también se utiliza el formato de concierto, a veces parece una conferencia pero se conforma como danza, y por otra parte es bastante teatral. Yo me relaciono con todo ello como performance en el sentido de acción no muy ensayada, sino del momento.

--¿Qué papel juegan Chantal Maillard y sus textos en el espectáculo?

--Había leído Filosofía en los días críticos y Diarios críticos y el encuentro con estos texto me impactó tanto que tuve que ponerme a hacer algo con ellos. Como no son textos dramáticos sino más bien, todo lo contrario tuve que esforzarme por flexibilizarlos, simplificarlos y convertirlos en algo susceptible de ser dicho en escena; y fue entonces cuando descubrí mi propio discurso. Al final se han convertido en una autoficción en la que cuento la historia de mi propia relación con el teatro y la danza. Es medio Claudia medio Chantal.

--En el espectáculo después de una gran crisis renace y empieza de cero, algo muy recurrente en la actualidad.

--Pero en el momento que vivimos no estamos en un después, estamos en plena crisis. Pero pienso que realmente necesitamos reinventarnos y en ese sentido creo que la práctica artística y el arte como productor de conocimiento debería asumir su responsabilidad en medio de esta situación y su capacidad para actuar en la realidad y para rerformarla en sentido literal. No sé bien como se hace pero yo hago lo que puedo.

--¿En la obra 'Agnés' qué hay de todo esto que describe?

--Lo que se pone en escena casi siempre es una crisis, y en Agnés el personaje sale inmersa en una gran crisis. Desde esta situación ella se construye como puede, pero con honestidad, sin miedo, exponiéndose y sin conformarse. Eso está muy presente a lo largo de toda la obra.

--Pertenece a una de las familias más importantes del mundo de la danza, es nieta de María de Ávila e hija de Lola de Ávila. Ha mamado de la danza clásica pero sus propuestas son sinónimo de innovación.

--Ha sido una evolución natural. Es un hilo del he tirado pero que además lo he fusionado con muchas otras cosas, con otras prácticas discursivas aparte de la danza y el resultado es evidentemente diferente al de mis descendientes pero nunca ha habido una intención de romper por romper, más bien una evolución, aunque pueda resultar demasiado brusco. Esto es fruto de que relaciono la danza con lo que vivo, con la filosofía, la literatura o con el propio teatro, porque también me formé como actriz. Es un auténtico cóctel.

--Pero sus orígenes habrán sido muy importantes en su desarrollo artístico.

--Me han aportado cosas importantísimas porque la evolución de la que hablo viene desde antes de mí. Me han enseñado desde la cuna como funciona el dispositivo de la danza teatral y el conocer tan bien las reglas desde la base me ha permitido manipularlas, eventualmente alterarlas o forzar los límites. Eso lo debo a que he bebido de unas fuentes muy hondas y antiguas de la danza.