ARTISTAS The Sadies y Furia

Concierto 15 aniversario de La Lata de Bombillas

LOCAL Sala López

FECHA Viernes, 17 de octubre

ASISTENCIA Algo más de 100 espectadores

A finales del pasado mes de enero la banda canadiense The Sadies dio en Las lata de Bombillas un concierto antológico. Tanto, que cuando ha llegado el momento de celebrar el 15 aniversario de esa pequeña pero imprescindible sala su responsable ha decidido hacerlo con una actuación de la banda que lideran los hermanos Dallas y Travis Good. El festejo fue al viernes, en la sala López (una forma de asegurarse de que no se quedaran espectadores en la calle), donde The Sadies compartió escenario con el grupo Furia, de El Puerto de Santa María, su rendido admirador.

The Sadies, se sabe, parte de los patrones del neocountry, americana o como queramos llamar a esa música de raíz, pero su sombre musical, como la de los cipreses es alargada. Mucho, por cierto, y sin complejos. Así las cosas, Dallas, Travis y sus colegas, sin perder el norte ni la caída de flequillo, se pasean por cadencias y estilos armando una singular y personal banda sonora. Para entendernos: van de lo campestre (con cierto aire The Ramones, eso sí) a los sonidos de garaje, pasando por los ambientes fronterizos, los devaneos surf, los aromas cajun y los efluvios psicodélicos.

En la López The Sadies tuvo un inicio de actuación algo flojo, por lo que enseguida la memoria se empeño en comparar lo que estábamos escuchando con la gloriosa velada invernal de La Lata: Sólo fue un susto: pronto cambió el rumbo, pues la banda pisó el acelerador y llegó el encantamiento y el arrebato. O sea, el gusto de escuchar a unos tipos que hacen del clasicismo un espléndido ejercicio de contemporaneidad. El público, encendido, les obligó a hacer varios bises.

Y antes de que los canadienses subiesen al escenario, Furia, la formación gaditana que está encandilando a tirios y rockeros, dio otra lección de cómo las gastan los grupos del sur de las Españas (recordemos a Guadalupe Plata, Pony Bravo, Pájaro-) Furia oferta una música (con y sin letra) que bebe del blues, de la frontera, del rocanrol primigenio, de las olas rompientes de Tarifa, de las películas de Sergio Leone y, sobre todo, de los latidos del corazón. Furia factura un directo rabioso como ese puñetazo en la nuca que Kafka pedía a los mejores libros.

Goli Supersummer, Nur Wong y compañía son el ruido y la furia shakesperianos, pero sin el cuento contado por un idiota: la suya es una narración con mucho talento.