TÍTULO Los objetos hablan. Colecciones del Museo del Prado

LUGAR CaixaForum Zaragoza

FECHA Hasta el 17 de mayo

En su libro Retratos y naturalezas muertas, José Jiménez Lozano escribe sobre la pintura de cosas, primero llamadas pinturas de silencio o pinturas calladas, y más tarde naturalezas muertas o bodegones. Entre esas cosas pintadas, las hay que dicen de las personas a las que pertenecen, las que preservan la memoria individual o colectiva; la mayoría buscan compañía; también están las cosas gastadas, residuos del tiempo; y las cosas que se convirtieron en fundamentales para representar alegorías. A partir de un determinado momento, las cosas solo aparecen cuando se necesitan.

De la profunda relación existente entre las personas y las cosas, deja constancia la selección de pinturas de las escuelas española, flamenca, italiana y francesa, desde el siglo XVI a comienzos del XX, pertenecientes a los fondos que el Museo del Prado guarda en sus almacenes y que ahora presenta en CaixaForum. Los objetos, las cosas, son los protagonistas de un recorrido organizado en cuatro ámbitos con abundancia, como no podía ser de otro modo, de bodegones y retratos. Cabe apuntar que la mayoría de las obras podrían reubicarse en uno u otro apartado sin mayor inconveniente. Respecto a la calidad de las obras, de todo un poco.

La clave está en el objeto se centra en los objetos que identifican a los retratados. La indumentaria a la moda francesa es el aspecto que se destaca del Retrato de la duquesa de Abrantes de Goya. El collar de muelas y el instrumental quirúrgico caracterizan al charlatán sacamuelas de Rombouts. De Flipart es la Mesa revuelta con pinturas, zanfonía, libros y otros objetos en trampantojo, boceto para el tablero de una mesa en marquetería.

Los objetos nos retratan atiende a la indumentaria que indica el estatus social. El retrato de Goya hubiera encajado en este segundo apartado, pero por razones obvias se ha incluido en el primero que abre la muestra. Un mensaje escondido nos adentra en la naturaleza simbólica de los objetos. Cierra el capítulo El coleccionismo. De objeto de uso a objeto artístico en el que sobresale La vista y el olfato de Jan Brueghel.

Cabe la posibilidad de quebrar el discurso y dejarse llevar por las cosas. Por el abanico plegable japonés que porta la dama de Sánchez Coello; por la pobre indumentaria del Arquímedes de Ribera; por la calavera en la que se apoya el rico y vitalista comerciante Nicolás Omazur, en el retrato de su amigo Murillo; por el mapa de Italia, recuerdo del Grand Tour, que Batoni incluyó en el retrato del vizconde de Lewishan; por la miniatura del retrato de su padre Felipe II que la infanta Isabel Clara Eugenia sostiene en sus manos, en el retrato de Juan Pantoja de la Cruz; o por los amuletos que no protegieron la vida de la infanta Margarita Francisca, pintada por Santiago Morán.