El Festival Internacional En el Camino de Santiago, que este año celebra su 25 aniversario, ha concluido su programa de conciertos de música antigua en las iglesias de la ruta jacobea, lo que su director, Luis Calvo denomina "el núcleo" del festival. Pero las actividades continúan hasta final de mes.

--¿Después de 25 años, podría decirse que el festival ha logrado crear ese caldo de cultivo que se buscaba en su origen?

--Sin duda. El festival ha alcanzado una madurez que queda reflejada tanto en la asistencia de público a los conciertos, como en la disposición de las figuras para venir. Este año cumplimos el 25 aniversario y lo hemos celebrado con músicos como Jordi Savall, Al Ayre Español, Alia Música... Y la asistencia media ha sido del 98%, por lo que han estado llenos. Además, las actividades paralelas y otros espectáculos más lúdicos que buscan nuevos públicos también han tenido una gran aceptación.

--¿Cómo surgió la idea del festival y por qué la música antigua?

--Queríamos poner en valor el tramo del Camino de Santiago que entra por el Somport, que era más desconocido respecto al de Roncesvalles. La idea era unir el patrimonio material de los monumentos con el patrimonio musical; las iglesias de la Jacetania son lugares hermosos que parecen pensados para interpretar esa música. Mi balance es que estos 25 años de música no han sido tantos y que el festival goza de buena salud, como la música antigua, pues ha quedado demostrado que antiguas son las partituras, pero que esa música sigue viva, que tiene un público fiel que se desplaza no solo desde la comarca o Aragón, sino que este año ha venido gente de propio desde Barcelona, Madrid e incluso Canarias.

--El último tramo del festival incluye el concierto resultante del intercambio de músicos aragoneses y marroquíes, además del Mercado de las Tres Culturas y el Festival de Teatro de Calle. ¿Qué aportan estas actividades al espíritu del festival?

--El proyecto de cooperación con el Festival Boulevard de Marruecos sigue la línea de convivencia de músicos aragoneses y magrebíes que se ha echo otros años en festivales como Pirineos Sur; mientras que el teatro de calle y el mercado tratan de ser rememoraciones de la época. Todas estas actividades están dentro de la filosofía de mostrar que en aquel tiempo fue posible la convivencia entre las tres culturas, un mensaje importante hoy en día y que nos debe llevar a reflexionar. Por eso, más allá de las recreaciones más o menos acertadas, estas actividades nos pueden ayudar a pensar por qué en el siglo XXI no puede ser como antes.