El catálogo de la exposición Ideal de Aragón. Regeneración e identidad en las artes plásticas (1898-1939) editado por Prensas Universitarias de Zaragoza incluyó en la página 47 la reproducción de una vieja fotografía que Alberto Castán, comisario de la muestra, recuperó en el curso de su investigación. A pesar de la mala calidad de la imagen, la información que aporta es decisiva para conocer la recepción del modernismo en Zaragoza: se trata de la pintura mural La Belleza Ideal recibiendo el homenaje de las Artes y las Letras que Dionisio Lasuén (La Muela, 1853-Zaragoza, 1916), tomando como modelo Harmonie, panneau de Eugène Grasset, realizó para el salón del Ateneo en 1900, año en que se tomó la secuencia fotográfica que documenta el resto de las decoraciones realizadas por los miembros del Ateneo con motivo del estreno de sede e inicio de una nueva etapa. Para entonces, la prensa zaragozana había superado las reticencias hacia las manifestaciones modernistas, un cambio de actitud en la que fue decisiva la aportación de Lasuén a través de sus artículos. En 1906 escribió: «Ya no se editan obras de arte en otro idioma que el modernista. Los artistas que trabajan y estudian, los que viven en armonía con el resto de Europa, han roto definitivamente con la tradición». Sin embargo, Lasuén no era tan moderno pese a ser uno de los artistas aragoneses más informados de la época. Lo dejó claro cuando puntualizó que el idioma modernista era adecuado en exclusiva a las artes decorativas, no a la pintura ni a la escultura.

De tal modo que, como anota Castán, los testimonios gráficos y los publicados en prensa notifican que la incorporación de las fórmulas modernistas no fueron tan tardías entre los pintores aragoneses como se ha venido repitiendo. En su libro Señas de identidad. Pintura y Regionalismo en Aragón (1898-1939) y en la publicación que acompaña a la muestra Dionisio Lasuén. Arte e Industria, en el edificio Seminario, de la que es comisario, Castán adelanta la fecha de la decoración del Ateneo, descrita en la prensa en febrero de 1900, al programa decorativo para la fachada del café Oriental, de abril de aquel año, hasta ahora considerado el primer ejemplo del modernismo zaragozano. Y por las palabras de Valenzuela la Rosa en 1903, el idioma modernista debió de hacer furor en la decoración de las viviendas de la ciudad, hasta el punto que sustituyeron a los tradicionales papeles pintados.

Escultor, diseñador, decorador, pintor, ilustrador, profesor y articulista, la figura de Dionisio Lasuén ocupa lugar principal en la recepción del Modernismo en Zaragoza. Sus ideas están influidas por que leyó sobre William Morris y el movimiento Arts&Crafts inglés. Con Morris coincidió Lasuén en la reivindicación de las artes y los oficios, y en la importancia del dibujo y del diseño.

De Lasuén son las esculturas sedentes de Miguel Servet e Ignacio Jordán de Asso que Ricardo Magdalena le encargó para la fachada del Paraninfo. A Lasuén se debe la transformación del cementerio de Zaragoza con sus diseños para panteones. El primero de 1897 para la familia Yranzo-Julián. Siempre comedido, la obra de Lasuén se mueve en un equilibrio entre clasicismo y realismo. Se quiso más libre en los programas decorativos como evidencia la selección de dibujos que se presentan en la exposición del Seminario. Y en el diseño, en 1903, de su casa en la calle del Arte (actual Bolonia) que se conoce a través de fotografías. La casa, para Lasuén símbolo de la civilización moderna, sería la obra única que ya no es. Sirvan los dibujos. Y la vieja fotografía. H