La crónica social de una época no es algo únicamente reservado a los reportajes periodísticos, y hay obras de ficción que, sin dejar de ser ficción, reflejan la esencia de una sociedad de forma incluso más efectiva para la asimilación de los lectores. La novela negra en concreto da a los autores «herramientas para poder contar las historias que mejor pueden reflejar lo que se esconde debajo de las alfombras», piensa Chesús Yuste, quien presentó ayer en el IACC Pablo Serrano de Zaragoza su nuevo libro, Asesinato en el Congreso.

El exdiputado de Chunta Aragonesista, que estuvo en el Congreso durante la primera legislatura de Mariano Rajoy, ha realizado una «radiografía social» de ese período, con un análisis «bastante crudo de la crisis económica, que va a desvelar una crisis política del sistema emanado de la Transición, que vive un momento de decadencia y agotamiento», señaló.

Todo ello bajo la trama ficticia del asesinato de un diputado, que da lugar a los personajes principales -una joven diputada y un veterano periodista- a encontrarse con la pista del asesinato y deciden investigar por su cuenta. Pero no son los únicos protagonistas, ya que al autor le gustan «las novelas corales, y en ésta hay muchos personajes que con los que la gente puede identificarse; hay gente que planta cara a los desahucios, que se manifiestan por sus derechos, etc.».

En el libro también «hay otro plano narrativo, que es el de la vida de los diputados en la capital de España, el trabajo parlamentario, que eso sí que viene a ser reflejo de mi experiencia personal, recorriendo los territorios para trasladar las quejas a Madrid», comentó Yuste. La novela también muestra el ritmo de vida de los diputados en la capital, esa «sensación de que cuando vas a Madrid un martes y tienes todo planificado, pero siempre pasa algo que lo cambia todo (en este caso que matan a un diputado en el Congreso); ese ritmo vertiginoso también está en la novela», explicó.

LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN

El autor insiste en que, aunque se trate de una trama policial, no solo hay «historias de corruptos y corrompedores, también historias de decisiones políticas que han dejado a gente en la cuneta. Eso forma parte de la sociedad en la que vivimos y yo creo que la mejor manera de contarlo era a través de una novela negra, es un género muy versátil», volvió a decir. «Se suele decir que la realidad supera a la ficción, y yo creo que estamos viviendo tiempos tan confusos, tan extraños, donde han ocurrido cosas tan inverosímiles, que yo creo que no se entendería si no fuera contado como ficción», expresó.

El autor se refiere a «los recortes y pérdidas de derechos que aprobaba cada viernes el Consejo de Ministros, que hacían mucho daño a la sociedad», y quiere que el libro sea también «un reconocimiento a la gente que protestaba, que plantaba cara» ante la situación.

En ese sentido, el exdiputado de Chunta comentó que «hay un poema que dice que si hay muertos de verdad no es un teatro, es una guerra. Y hay una reflexión en esta novela sobre ese hecho, de que hay gente que se suicida cuando le van a desahuciar, gente que sufre la pobreza a un nivel extremo y que llega a pasar hambre en la España del siglo XXI».