-‘Saura (s)’ es su personal aportación a la figura del director oscense dentro de la nueva serie documental ‘Cineastas Contados’, iniciativa de Pantalla Partida e Imval Producciones. ¿Cómo surgió la idea?

-Tras unas cuantas reuniones de amigos, un grupo de cineastas de mi generación y yo hablamos mucho de la necesidad de recordar el gran legado que algunos de los cineastas de este país nos estaban pasando, y del que muchos hemos aprendido tanto. Se trataba de hacer justicia. En mi caso me di cuenta de que me apetecía mucho volver a acercarme a la obra de Carlos Saura, uno de nuestros directores más reconocidos dentro y fuera de nuestro país... Pero además quería conocer mejor a la persona, no sólo al creador, y dirigir un retrato fílmico que hiciera justicia también a eso.

-¿Cómo ha sido su aproximación, su visión sobre Carlos Saura?

-Como uno de los temas que más me apasionan del cine de Saura es su tratamiento de la familia y del paso del tiempo, consideré que un interesante punto de partida para hablar precisamente de ese legado debía ser que fuera el propio Saura quien fuera conversando con sus siete hijos. A través de sus hijos podríamos conocer una cara diferente del genio. No nos olvidemos que hay una diferencia de edad entre sus hijos mayores y los menores, que vienen de cuatro matrimonios diferentes, y pensé que cada uno de ellos acercaría la figura de Carlos Saura a generaciones distintas.

-¿Cómo enfocó el proceso creativo?

-En un primer momento me planteé que debíamos ser rigurosos en ese planteamiento, y que sólo Saura y sus hijos debían conversar en la película, en medio de un escenario algo mágico, lleno de proyecciones y reflejos de sus películas... Una especie de humilde homenaje al poder visual de muchos de las últimas películas de Saura. Pero pronto descubrí que esos planteamientos tan ‘a priori’ sirven sólo de eso, de punto de partida. El humor de Saura jugó mucho a la hora de ir enriqueciendo todavía más el planteamiento inicial con novedades y situaciones inesperadas.

-¿Cuál fue el camino de expresión por el que optó rodar?

-Como digo, fue un rodaje lleno de sorpresas, y en eso debo agradecer la actitud siempre generosa de Saura, que se mostró sin tapujos, enseñándonos aspectos personales muy alejados de lo que el gran público se imagina. Me di cuenta de que la imagen general que se tiene de él era mucho más seria. Y yo valoro mucho el sentido del humor.

-¿Un descubrimiento, una anécdota durante la producción?

-Dirigir un documental es estar siempre abierto a la novedad, al descubrimiento. El espectador de Sauras (s) presenciará por un lado cómo se le recibe en París a uno de nuestros directores más internacionales, y por otro verá a un genio en creación incansable a sus 85 años, y cómo compagina eso con su familia tan singular (aunque probablemente toda familia es singular).

-Pronto San Sebastián, donde se proyectará del 23 al 25 de septiembre dentro de la sección Zabaltegui-Tabakalera. Un deseo de cara al festival.

—Espero seguir disfrutando de la aventura, y espero reírme con el propio Saura. Ser seleccionados por el festival de San Sebastián supone una enorme felicidad porque nos garantiza una magnífica proyección y visibilidad internacional. Hace que este sea el primer paso de un bonito recorrido por certámenes, países...