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‘CENIZA Y SUDOR’ Y ‘yo pude ser letizia’

Todos los colores de Petisme

El cantautor y escritor aragonés publica un libro-disco en el que repasa su trayectoria y un volumen de relatos

Todos los colores de Petisme

Al anochecer, desde aquellas alturas, Madrid se rendía a tus pies como un inmenso top-manta de vanidad. Ángel Petisme (Calatayud, 1961) no deja de ser poeta aunque se adentre en el mundo de la narrativa. Es algo que se diría que le es congénito. Pero está claro que esta vez se ha lanzado a fabular en prosa. Lo hace en el volumen Yo pude ser Letizia, su primer libro de relatos -si bien ya había presentado algunos en obras colectivas-. Lo publica en Desacordes, editorial que parece haberse especializado en textos de músicos (Enrique Villarreal El Drogas, Kutxi Romero, Evaristo Páramos -La polla records, Gatillazo- y otros). Y lo hace acompañado de un disco, Ceniza y sudor, en el que reúne una veintena de canciones emblemáticas de su trayectoria. Y eso mientras todavía resuenan los efluvios del vate en el poemario El faro de Dakar, que sacó hace unos meses. Petisme no para.

De hecho, el motivo de este doble proyecto, libro y disco, es celebrar sus 40 años al pie del cañón, «que son los que han pasado desde que me subí por primera vez a un escenario a cantar cancioncillas en el colegio Cristo Rey de Zaragoza», cuenta el autor. Pero también los 30 desde la edición de sus primeras canciones con Los sin techo -donde estaba Javier Vargas, de la Vargas Blues Band- y 20 desde la edición de su libro-disco Cierzo. Por un lado, un repaso a su trayectoria musical en un disco en directo, que también le faltaba, con una parte grabada en acústico en Barcelona y otra en formato eléctrico en Zaragoza y, por otro, un guiño al futuro al atreverse con un género literario que si bien no le es ajeno, si que no ha sido hasta el momento su hábitat natural.

UN REGALO PARA LOS FANS

«La idea era sacar el álbum por separado, pero el disco hoy en día ha perdido sentido como objeto. Las canciones se pueden escuchar en spotify y otras plataformas y los músicos tendemos más a los festivales y los conciertos. Pero teníamos estas grabaciones que hemos dejado con el sonido riguroso del directo y decidí editarlo junto al libro; digamos que de alguna forma el disco es un regalo con la revisión de mi carrera», cuenta Petisme.

Así, esa recopilación de la trayectoria como músico se conjuga con el paso adelante del Petisme narrador, que ofrece una treintena de relatos en una recopilación que titula genéricamente como el último de ellos, Yo pude ser Letizia. «Tenía mucho respeto a la narrativa, y aunque El cielo de Bagdag es prosa no tenía la misma exigencia de concentración e intensidad del cuento, y mucho menos de lo que puede ser una novela. Una canción y un poema son algo más instantáneo», asegura el escritor y cantor bilbilitano.

EXPERIENCIAS PERSONALES

De ahí que esos relatos partan de experiencias personales: «los poetas no somos muy inventivos y por el contrario -se desahoga¬- los novelistas tampoco tienen facilidad para condensar ideas, pero he tenido vivencias intensas y es fácil darles una vueltecita».

De esta forma, la narrativa de Petisme no puede sustraerse al poeta, «pues llevo haciendo poesía desde los 12 años y es lógico que en los cuentos haya gotitas de poesía e imaginación, pues tengo cierta facilidad para crear imágenes. Además -dice- tampoco he tenido nunca la sensación de trabajar en géneros estancos, pues la música es también otra manera de plasmar esa poesía».

Yo pude ser Letizia, que subtitula Cuentos canallas, está dividido en tres partes; una primera bajo el epígrafe de Dry Martini, que reúne «relatos ficcionados que hablan de los bajos fondos y la noche»; la segunda, Quiniela sonámbula, cuenta con piezas «más autobiográficas, mis vivencias al llegar a Zaragoza desde el pueblo, una etapa dura en la que mi madre soñaba con los signos 1X2 y los escribía en la pared, era como el realismo mágico», y la tercera, que titula Trampa para topos, con textos «en los que hay guiños a la amistad y aparecen Pepín Bello, Aute, Sampedro, mis mascotas...». Toda una colección de relatos que van desde lo más sórdido, a esa exaltación de la amistad, y cómo no el humor, como el cuento que da título al libro.

«Es muy variado sí; cuando publico poemarios suelen ser libros más monocordes porque sigo una temática concreta, pero aquí está todo mi abanico cromático, mis canciones, mis poemas, mis historias y el sentido del humor, que es fundamental; me gusta reírme de mí mismo», concluye mientras recuerda con sorna cierto día en Calanda con el entonces príncipe Felipe...

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