«Una recopilación con los sketches más célebres de los 15 años de trayectoria de la compañía con un nuevo hilo conductor que es la nueva onda de ser ofendido. Todo el mundo se ofende por todo y de eso se trata Yo soy español, porque creemos que la comedia es la única solución para España». Gerald B. Fillmore y Francho Aijón hablan indistintamente cuando se les pregunta e incluso uno apunta al otro entrelazando un hilo casi interminable que no deja de ser más que la demostración de que el tema del humor lo dominan. Ambos son los componentes de The Sinflow, que vuelve a Zaragoza para poner en escena esta noche (20.30 horas) en el Teatro del Mercado Yo soy español.

«Nosotros -habla ahora Aijón-hemos desarrollado siempre un humor demasiado gamberro para algunos estómagos y durante este tiempo nos hemos dado cuenta también de cómo iba digiriéndolo la gente. Antes quien no lo veía bien te decía algo y no pasaba de ahí, no lo veía y ya, pero ahora hay una especie de enjuiciamiento a los payasos. Y da igual la derecha que la izquierda y yo no lo entiendo, yo puedo estar de acuerdo o no con los chistes pero el único mal es que está haciendo es un chiste», asegura con incredulidad mientras su socio reafirma el argumento: «La hipersensibilización existe por todas partes, no puedes sonarte los mocos con la bandera de España pero tampoco puedes hacer una broma que afecte a un colectivo concreto. Si la libertad de expresión tiene peros, ya no es tal».

Y a partir de esa mirada Fillmore (que reside en Los Ángeles) y Aijón (afincado en Madrid) han construido este espectáculo: «El título tiene mucho que ver con que nosotros somos españoles y podemos defender otra manera de ver España. Parece que hay solo una manera de entender España y hay que respetar los símbolos pero entonces vamos a tener que decidir la mayoría sobre los símbolos porque no se han elegido y, en esta especie de competición, nadie es más español que nadie», afirma Aijón.

Para este Yo soy español, el dúo ha revisado sus antiguos números para, en algún caso, adaptarlos mínimamente, tal y como explica Fillmore: «Cambiamos algunos personajes aunque hay chistes que de repente tienen una nueva validez. Cuando empezamos, Zapatero era presidente y un chiste de su relación con ERC ahora ha cogido una nueva validez. Y no te digo ya uno de los chistes más famosos que tenemos que es el de Franco Mouse que habla de su exhumación y lo estrenamos hace 12 años. Entonces no dejaba de ser un personaje vintage, hoy parece un gag de actualidad política y ahora de repente se convierte en algo polémico».

Y llegado a este punto de la conversación, vuelve a salir el asunto central: «Interesa atacar al humor porque es todo lo contrario a la política, no pretende aleccionar a nadie, el que está de acuerdo se ríe y el que no, no. No deja de ser un ataque al bufón por ser la némesis pero mira el retroceso que al bufón le dejaban decir lo que quisiese», apunta Aijón.

Hubo un tiempo, cuando se trasladaron a Madrid a seguir su carrera en que las expectativas, reconocen los actores, con The Sinflow «eran altas» pero «creo que España no estaba todavía preparada para este humor, es algo que nos dijeron productores de alguna cadena importante. Si ahora estuviéramos en ese lugar, estaríamos con un programa en Movistar+... o en la cárcel», explican. La consecuencia fue que le dieron un poco de oxígeno a las actuaciones con The Sinflow aunque «el sello sigue muy vivo». De hecho, ya tienen grabado el primer capítulo de un late night «de formato americano» que esperan poder vender incluso en el mercado latinoamericano.