El teatro y el cine

Al llegar al teatro, lo primero que advertimos es que, aparte disponer de los textos de los grandes framaturgos, de Grecia (<b>Aristófanes</b>,<b> Esquilo</b>,<b> Eurípides</b>,<b> Sófocles</b>), los españoles (Lope, Tirso, Calderón) hasta hoy (<b>Lorca</b> a Buero, Gómez y Pasqual, a Sanchís Sinisterra o actrices como Nuria Espert y Magüi Mira), lo que apetece es ver representaciones. Ello es posible gracias al acceso libre a aquellos programas de Estudio 1 (muchos dirigidos por nuestro Alfredo Castellón). Los catálogos incluyen docenas de obras europeas, de <b>Molière</b> a Artaud, de Chéjov a Brecht, de todo Shakespeare a Pirandello, Miller y Beckett.

Y el abismo fantástico del cine. Todo, casi todo, estaba disponible, hasta el viento codicioso de los gestores de Youtube, que regatean, retrasan, impiden muchos accesos. Aun así, uno puede ver cientos de películas de los grandes directores españoles (<b>Buñuel, Bardem</b>,<b> Berlanga</b>,<b> Almodóvar</b>) e hispanos (los mexicanos <b>Cantinflas</b>,<b> el Indio</b>,<b> Ripstein</b>,<b> Del Toro</b>, <b>Iñárritu</b>,<b> Cuarón</b>; los argentinos Torre Nilsson, Aristarain, Campanella; el colombiano Cabrera). Los grandes franceses (Truffaut, Rohmer, Costa Gavras), italianos (Bertolucci, Visconti, Pasolini, De Sica, Liliana Cavani), británicos (<b>Losey</b>,<b> Frears</b>,<b> Loach</b>), el fabuloso portugués Manoel de Oliveira, Joâo Cesar Monteiro, y una ola femenina espléndida con María de Medeiros, Teresa Villaverde, Rita Azevedo, Margarita de Carvalho y docenas de filmes históricos muy útiles; los brasileños <b>Glauber Rocha</b> o <b>Pereira dos Santos</b>; los centroeuropeos <b>Lubitsch</b>,<b> Von Stroheim</b>,<b> Wnders </b>y Margaret von Trotta; el griego Angelopoulos; el sueco Bergman y el danés <b>Von Trier</b>; el genial <b>Eisenstein</b>, maestro ruso del montaje y la épica.

El panorama norteamericano es impresionante, más antes que ahora, a pesar de las superproducciones de los <b>Spielberg</b>, <b>Scorsese</b>, <b>Coppola</b> y otros. Del mudo de <b>Chaplin</b>, <b>Keaton</b>,<b> Lloyd</b>, los <b>Marx</b> y e<b>l Gordo y el Flaco</b>, al clásico de los <b>Ford</b>,<b> Huston</b>,<b> Kubrick</b>,<b> Welles</b>,<b> Wyller</b> y el dios Wilder, hasta Woody Allen o Clint Eastwood. Y el gran japonés Kurosawa, el chino Zhang Yimou, el turco Kaurismäki, el iraní Farhadi, el indio Satyajit Ray, la agobiante Bollywood.

Mi vieja afición al cine me llevó a coleccionar, no los viejos programas, sino ahora las fotos mejores de actores y actrices de todo el mundo. Es fácil: sólo requiere tiempo y paciencia. Y luego, crear un apartado con todo lo relativo al cine y novela negros, relacionados con las series de Con<b>an Doyle</b>, Chesterton, los míticos <b>Chandler</b>, <b>Scott Fitzgerald</b>, Rex Stout, Stanley Gardner, Agatha Christie, Hitchcock, Le Carré,o mis series preferidas del Inspector Morse (novelas de <b>Colin Dexter</b>) hasta las damas del misterio P.D. James (sus series televisivas The Murder Room y Death in Holy Orders son magníficas), P. Cornwell, P. Highsmith, M. Higgins Clark, Ruth Rendell, y mis descubrimientos de Sara Paretsky y Lindsay Davis o las series de mujeres policía tan interesantes como Miss Fisher o Vera. Por no recurrir, aunque arreglan días de lluvia, a la serie infinita de inspectoras y juezas en telefilms franceses. O las estimulantes novelas suecas de <b>Wallander</b> llevadas a la pantalla, como las más trucadas de <b>Stieg Larsson</b>, o la deliciosa e ingenua alemana El Quinto Mandamiento. Y mis preferidas series derivadas de grandes novelistas mediterráneos como <b>Simenon</b> (Maigret), <b>Camillieri</b> (Montalbano), <b>Donna Leon</b> (Brunetti), <b>Markaris</b> (Jaritos), <b>Fred Vargas</b> (Adamsberg) y mi último descubrimiento, Jean-Claude Izzo (Fabio Montale). Absolutamente recomendadas para vacaciones.