Los aficionados al mundo del cómic llevaban tiempo esperando la segunda entrega de 'Zilia Quebrantahuesos', el trabajo con el que Laura Rubio (Zaragoza, 1995) deslumbró a propios y extraños en el año 2015. Su rotundo éxito inició la carrera de una autora llamada a escribir grandes páginas en la historia de la viñeta aragonesa. De hecho, su segundo título ('Queronea') se llevó el premio a la mejor obra aragonesa en el Salón del Cómic de Zaragoza de 2017. Ahora, la esperada continuación de las aventuras de Zilia empieza a recorrer el mismo camino y en la reciente Feria del Libro de Teruel se agotaron todos los ejemplares en la caseta de GP Ediciones (la editora de la obra). «El próximo sábado por la mañana firmo en la de Zaragoza; ojalá ocurra lo mismo», comenta Rubio entre risas.

La zaragozana reconoce que el gran éxito de la primera entrega provocó que de alguna forma se autoimpusiera «una presión añadida». «Quería hacerle justicia y al principio tiré hacia cosas demasiado ambiciosas y fue difícil dar con la historia que quería contar. Tardé en darme cuenta de que el espíritu de Zilia era más natural y espontáneo. La primera entrega la hice para mí y sin pensar publicarla», explica.

En esta continuación, Rubio vuelve a sumergirse en las leyendas y mitos del Pirineo de la mano de Zilia, la joven heroína medieval que se une a la hermandad de los Baterou, guardianes de los bosques y encargados de mantener el equilibrio y la paz entre lo mundano y lo mágico. «Siempre me ha atraído la mitología porque partiendo de algo local trata temas universales. Yo de pequeña hacía bastantes excursiones por el Pirineo con mis padres y conocía algunas leyendas, pero aún así me di cuenta de que sabía más de mitología nórdica o griega que de la de mi tierra. Y así fue como empezó todo; también es una forma de reivindicar esos mitos», destaca Rubio, que estudió Bellas Artes en Teruel, ciudad en la que reside.

Apasionada de la historia antigua (como demostró en 'Queronea'), la zaragozana subraya que le encanta documentarse para afrontar sus obras. «Te aporta una cantidad increíble de ideas para llevar a la ficción», reconoce. Así, en esta segunda entrega juega un papel importante la figura del Bosnerau, también denominado Basajaun o Basajarau. 

Con 136 páginas –el doble que la primera entrega– y un dibujo «más seguro», 'Zilia Quebrantahuesos. El fin del invierno' vuelve a mezclar lo mejor del cómic europeo con el manga japonés en su estética. «En mi adolescencia consumí mucho anime y manga, imagino que todas esas influencias se van filtrando con el paso del tiempo», indica Rubio, que reconoce que en esta segunda entrega necesitó más páginas porque la historia era más compleja: «He aprendido que para contar las cosas bien se necesitan bastantes páginas».

Los lectores aragoneses tienen en esta entrega (disponible en tiendas y en la web de GP Ediciones) un atractivo añadido, ya que aparecen escenarios tan conocidos como el castillo de Loarre o el monasterio de San Juan de la Peña.

Rubio reconoce que se enamoró del cómic ya en su adolescencia, aunque lleva dibujando y pintando desde los seis años. «Como vio que me gustaba, mi madre me apuntó a una academia, una formación que fue clave», subraya la zaragozana, que compagina su pasión con su trabajo como ilustradora (carteles, libros, portadas de discos, videojuegos...).