«Me acaban de anular un concierto ahora mismo», cuenta Miguel Brosed, gerente y batería de la orquesta aragonesa Boulevard. Una actuación que estaba prevista para comienzos de septiembre, «que te la tiran abajo» un mes y medio antes: «No entendemos que se trabaje con tanta distancia, porque no sabemos lo que va a pasar con la pandemia en un par de semanas».

La relación con las instituciones públicas, principales contratantes de eventos, está siendo difícil desde el inicio de la pandemia. Brosed valora que todas las actuaciones se basan en «prohibir» cuando, en su opinión, «deberían buscar mecanismos para regular». «Sentimos que nos tratan como cuatro mindundis que hacen música en verano», comenta el gerente de Boulevard, que señala que son muchas las familias aragonesas que viven del sector de las orquestas musicales. «Creo que la palabra orquesta se ha demonizado durante la pandemia», sentencia.

Las dificultades para continuar con su actividad en el segundo verano de la pandemia se supera con las ganas por volver a hacer lo que quieren: hacer música. «Lo que estamos haciendo los músicos solo se entiende bajo la perspectiva de las ganas que tenemos de subir a un escenario», confiesa Brosed. Con la ilusión como motor, los ensayos salen adelante con el sacrificio personal de los integrantes del grupo: «¿Cómo voy a exigirle algo a mis músicos si estamos trabajando para no sabemos el qué?». Brosed define como «muy duras» los últimos ensayos con la banda, porque, ante la falta de confirmaciones, «estamos trabajando a ciegas».

El ansia por la vuelta de los espectáculos a los municipios es compartida por los músicos y por el público «que quiere ver cosas y va a cualquier show, aunque no le guste». Brosed aclara que el deseo por celebrar este tipo de eventos no está reñido con el mantenimiento de las restricciones, porque todos desean participar «en actos bien organizados».

La orquesta Boulevard regresa este fin de semana: «Es nuestro primer bolo desde las fiestas del Pilar de 2019». La vuelta a los escenarios le recuerda a Brosed «a los primeros conciertos» de la banda, hace casi 15 años: «Tenemos la sensación de volver a empezar y no dejas de pensar en cómo va a ir».

Un aforo limitado, el público sentado y con mascarilla y un nuevo repertorio «en dos espectáculos completamente nuevos». Lo que haga falta para que la música vuelva a sonar.