Una noche más, la música fue la protagonista del XXX Festival Internacional en el Camino de Santiago que organiza la Diputación Provincial de Huesca. La emblemática e histórica localidad de Canfranc Estación fue el escenario elegido, en concreto, su iglesia parroquial. La piedra fría de sus paredes acogió el pasado lunes un concierto muy especial, el ofrecido por el Cuarteto de Urueña, uno de los grupos de música medieval más veteranos del panorama nacional.

César Carazo, Luis Delgado, Aníbal Soriano y Jaime Muñoz supieron hacerse con el afecto del público desde el primer minuto. No es que a su música le hagan falta adornos —ya que tienen talento de sobra—, pero la interacción con los allí presentes hizo que el concierto fuera todavía más atractivo y entretenido, además de formativo. Luis Delgado, director de la formación, se encargó de introducir cada pieza a los espectadores, aumentando la atención de todos, relatando el origen y las historias que muchas de ellas encierran y, por supuesto, contándolo de una forma muy amena, cercana y hasta divertida.

Los músicos de Urueña quisieron comenzar mostrando su alegría por volver a estar en el Festival, en el que aseguran que se sienten como en casa. A continuación, iniciaron su programa Músicas en el Camino de Santiago, una selección de obras relacionadas de una manera u otra con esta ruta de peregrinación, con sus santuarios y su simbología. Varias de ellas sacadas del Códice Calixtino. Compuesto por cinco libros, es el manuscrito medieval más conocido de la peregrinación jacobea. “La mayoría del programa está compuesto por piezas musicales de los siglos XII y XIII”, explican desde la formación. Entre ellas, algunas de las cantigas escritas por Alfonso X, donde se cuentan milagros acaecidos en la Ermita de Salas, en Huesca; o en Villalcázar de Sirga, Palencia.

Los asistentes escuchaban las detalladas historias narradas por Delgado: El milagro del ciego de Aragón, El milagro de la tullida de Molina o La cantiga del noble pecador. Según explicaron, esta última es “similar a lo que les sucedía a los invitados de la fiesta en El Ángel Exterminador de Buñuel, el noble no logra entrar en la Iglesia de Villasirga a pesar de que diez de sus hombres lo empujan a su interior, hasta que se arrepiente de sus pecados y, milagrosamente, entra en el templo sin resistencias extrañas”.

También se pudieron escuchar composiciones tradicionales sefardíes y música de los trovadores occitanos, en su langue d´oc, “relacionados culturalmente con el camino y con la Península Ibérica”, así como de Teobaldo I, rey de Navarra, “que a pesar de ser uno de los autores más relevantes de su tiempo, y de haber dejado un enorme legado poético y musical, sigue siendo un gran desconocido muy poco interpretado”, ilustra el cuarteto. Una gran oportunidad para seguir aprendiendo más sobre el camino y todo lo que le rodea.

La transformación en el Camino 

Conciertos como el brindado en Canfranc Estación por estos maestros de la música antigua, son la ocasión perfecta para acercarse un poco más a la historia de la peregrinación, para entender el espíritu de los caminantes y reflexionar sobre el pasado y el presente. “Aunque el principal motor del Camino sigue siendo el religioso, este hay que entenderlo en un sentido muy amplio. Muchos peregrinos lo recorren por razones espirituales, pero no necesariamente devocionales”, apunta el Cuarteto de Urueña. Un viaje como búsqueda de sentido, de introspección personal. Así mismo, señalan que “también está el aspecto de la superación personal y lo que es cierto es que todo aquel que hace el Camino reconocerá en su vida un antes y un después”.

Su experiencia en los escenarios y su éxito entre el público dejan patente el alcance que sigue teniendo la música medieval. Luis Delgado apunta que “el interés del público es creciente y yo creo que ya quedó atrás el concepto de que las músicas históricas van dirigidas a una élite”. Oyentes y espectadores variados, que encuentran en la música una especie de máquina del tiempo, capaz de trasladarles al pasado. “Quieren sumergirse, aunque sea solo por una tarde, en el sonido que acompañó las vidas de nuestros antepasados. Esto es una experiencia única, que cada día cuenta con más adeptos”, afirma Delgado de forma optimista.

Otra alegría para el cuarteto es la vuelta paulatina a la normalidad, sintiéndose afortunados —ya que pudieron ofrecer algunos conciertos el año pasado pese a la pandemia—, y celebrando que en la actualidad exista un mayor número de programaciones y más asistencia del público. Desde la formación comentan que “es encomiable que, tomando todas las medidas necesarias, se sigan realizando actos culturales. Creo que el público así lo requiere y el acercamiento a la normalidad debe de avanzar, aunque sea poco a poco, y con las restricciones lógicas de la situación”.

La idea es no parar el arte, tan necesario para todos, y que los artistas y creadores puedan seguir trabajando. El Cuarteto de Urueña así lo hará. Continuarán realizando conciertos este verano, desde Andalucía hasta Galicia. Además, se plantean la posibilidad de grabar un nuevo disco, a pesar de la actual situación de la industria discográfica. “No acabamos de encontrar sentido a la grabación de trabajos dirigidos exclusivamente a las plataformas digitales, ya que, en artistas minoritarios, como es nuestro caso, resulta imposible amortizar económicamente las grabaciones”, argumentan desde la formación, alegando que sus discos están “íntimamente ligados a la documentación que los acompaña, y esta desaparece en las plataformas, o adopta un formato poco atractivo”. Defensores del soporte físico, se enfrentan a una realidad que les hace debatirse “entre la tendencia del mercado y nuestras propias preferencias”.