Llegaba esta noche Dulce Pontes a la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza con una propuesta concreta, un espectáculo en el que rinde tributo a los que han sido algunos de sus principales referentes musicales a lo largo de sus 30 años de carrera: Ellis Regina, la cantante con la que más se identifica, Amália Rodrigues, su gran referente en el fado, y el compositor Ennio Morricone. Y la realidad es que a la conclusión del concierto que ha ofrecido en la sala Mozart, la sensación es que era el público el que había recibido el tributo en una de las noches más esperadas de la nueva temporada del Auditorio de Zaragoza, la que ha de suponer, si nada se tuerce, la derrota final de la pandemia.

Precisamente por eso, es complicado ver la presencia de artistas extranjeros en gira y, aunque bien es cierto, que Dulce Pontes no viene de muy lejos, la realidad es que le ha dado la esencia internacional a este septiembre. Y lo ha hecho, además, desplegando sobre el escenario de la capital aragonesa su textura vocal con la que la artista siempre se ha rebelado a anclarse en el fado para ir siempre más allá.

Y todo rodeada, en momentos precisos, de una banda de primera categoría, Yelsy Heredia (considerado el mejor contrabajo de su generación y colaborador habitual del gran Chucho Valdés), el portugués Luis Guerreiro, considerado una de las mejores guitarras portuguesas, y el también cubano Sergio Fernández (piano). Noche de las grandes en el Auditorio de Zaragoza que sigue despuntando como el escenario más activo en esta época pandémica.