Si alguien hiciera una clasificación de los temas más populares en la poesía de todos los tiempos, es muy posible que la muerte, en todos sus aspectos, se colocase en los primeros puestos, rivalizando y aun imponiéndose al amor. No quiere esto decir que sea un tema agotado ni mucho menos, ya que su presencia a menudo silenciosa pero siempre implacable atenaza la existencia de cualquier persona solamente con mencionarse. Una prueba más de esa vigencia la da Los trabajos de la muerte, que ha acogido Olifante en su colección de Papeles de Trasmoz y que es el primer libro de poesía que publica Jorge Dot (Tudela, 1963), aunque el tono de sus versos demuestra que para nada se trata de un poeta neófito.

La muerte a la que Jorge Dot se refiere en sus poemas tiene esa característica de realidad de la que no se puede escapar, pero está lejos de ser una aparición hierática o impasible. Se trata más bien, según va delimitando con sus versos, de una fuerza que no descansa --de ahí el título del libro--, y cuyos trabajos no llevan tanto a la destrucción como a veces al olvido. Sin llegar a personificarla, Jorge Dot hace de la muerte algo palpable pero inasible, muda pero elocuente, nunca querida pero forzosamente admitida. Solamente el amor, que aquí también pugna por desplegar toda su potencia, parece poder situarse a la misma altura.

En los poemas de Los trabajos de la muerte puede sentirse el recuerdo heideggeriano que desvela que el hombre es un ser para la muerte. Como un eco de tantos filósofos y poetas que han mirado a la muerte a los ojos, Jorge Dot también lo hace, sin dramas ni duelos, pero tampoco con displicencia o temeridad. En tres versos del último poema se resume bien el tono de este poemario, referidos a su gran protagonista: “No hay mayor escándalo que saberte / No hay mayor desdén que venerarte / No hay mayor olvido que nombrarte”. Esos son los trabajos de la muerte que Jorge Dot ha sabido plasmar bien con su palabra poética.

'LOS TRABAJOS DE LA MUERTE0

Jorge Dot

Olifante

49 páginas