El pasaporte covid se ha estrenado en un gran evento en el concierto de Aitana en el Príncipe Felipe. Fruto de esta nueva medida para combatir los nuevos coletazos de la pandemia, casi todo los asistentes –los 6.500 que han completado el aforo– han preparado con mucha antelación su llegada al recinto zaragozano.

El acceso al pabellón, que ha habilitado dos entradas, se ha hecho atravesando una doble barrera: una primera, en la que encargados de seguridad han comprobado el pasaporte; y una segunda, en la que se han chequeado las entradas. «Es una idea acertada y que esperamos que haga que la gente que falta se vacune», han comentado algunos aficionados antes de entrar.

Una organización que ha surtido efecto y que no ha generado excesivas aglomeraciones, que solo se han visto cuando la hora de inicio del concierto se ha acercado. Pese a estas mínimas molestias, Michel Pérez, organizador del evento, ha presumido de que «a un cuarto de hora de que empiece el concierto ya está todo el mundo en su asiento».

Porque el concierto de Aitana ha traído, aparte de la gran novedad, otro efecto de la pandemia que ya se empezaba a olvidar. La pista ha vuelto a estar copada por sillas, aunque la barra de bebidas ha mantenido su posición. Mucho respeto han infundido los asientos a un público que no ha pasado de ligeros bailes y movimientos de brazos.

Mientras, sobre el escenario, Aitana no ha dejado de subir, saltar, bailar y descansar en las grandes escaleras que formaban la sencilla escenografía, rematada por seis gigantescos cuadros de luces. Los asistentes, que en su mayoría eran niños y adolescentes, han completado la iluminación del Príncipe Felipe con las linternas de su teléfono móvil.

Ha arrancado el concierto con 11 razones, la canción que da nombre a una gira que, según ha relatado la cantante barcelonesa, no había reunido a tanta gente todavía en un mismo recinto: «Creo que en todo este año no he estado ante un público tan grande». Aitana ha confesado sentir «vértigo» al enterarse que más de 6.000 personas han ocupado los asientos pero ha prometido celebrar «una noche mágica».

Un propósito que la exconcursante de Operación Triunfo ha cumplido a golpe de sus temas más conocidos. Teléfono, su primer gran éxito tras abandonar el concurso. Le ha seguido inmediatamente Ni una más, un alegato feminista que ha unido a todo el público en la misma reivindicación.

Con los asistentes ya implicados, Aitana ha abierto el tarro de los remixes con Mándame un audio, su colaboración con los zaragozanos Fresquito y Mango. Sus dos canciones junto a Morat, Presiento y Más de lo que aposté, han enfilado la parte grande del concierto.

La cantante barcelonesa cede el protagonismo a Lola Índigo, quien fuese su compañera en la casa de Operación Triunfo. En una nueva noche de música en el Príncipe Felipe, Índigo, mucho más cerca de la música urbana que Aitana, será a partir de las 20.30 horas la protagonista. Pasaporte covid mediante.