La coreógrafa y bailarina aleman Patsy Kuppe-Matt, exdirectora del Ballet de Zaragoza, ha fallecido a los 63 de años por un cáncer de mama. Kuppe-Matt llevaba varios meses de baja por la enfermedad que sufría, pero seguía ligada al Patronato de Artes Escénicas de la capital aragonesa.

Kuppe-Matt llegó a Zaragoza en 1989 de la mano de Mauro Galindo, uno de los impulsores del Ballet de Zaragoza. El bailarín valenciano fue director de la institución y vio en Kuppe-Matt la persona adecuada para participar en la puesta en marcha de la organización. Tres años después, en 1992, la coreógrafa alemana se convirtió en la maestra de baile de la compañía. Desde ese momento, la germana no abandonó la enseñanza en el Ballet de Zaragoza, dando clases, dirigiendo los ensayos y siendo ayudante de la dirección. 

La alemana también fue directora de la formación. Kuppe-Matt ostentó el cargo más importante de la institución hasta en tres ocasiones. La primera de ellas fue en 1996, cuando sustituyó al propio Galindo, que fue cesado del cargo. Ya en 1999, la alemana volvió a ser directora tras la dimisión de Arantxa Argüelles, sustituta de Galindo. La última de las veces fue en 2003 cuando el Ballet de Zaragoza no renovó el contrato del sudafricano Harold King. Tras esta última sustitución, Kuppe-Matt tomó las riendas de la compañía hasta mediados de 2005, cuando el consistorio zaragozano decidió disolver la formación por tratarse de «un modelo agotado». 

Durante esta última etapa al frente del Ballet de Zaragoza, la bailarina alemana dio un importante giro de timón a la organización. Kuppe-Matt apostó por la creación de espectáculos propios, hechos para los bailarines que pertenecían esta institución de gestión municipal. El cambio fue sustancial, ya que hasta la llegada a la dirección de la germana la apuesta habitual habían sido las funciones de corte clásico, que en la mayoría de las ocasiones exigían una importa inversión económica. 

En una entrevista con EL PERIÓDICO cuando se anunció el fin del Ballet de Zaragoza, Kuppe-Matt describió su reacción como «un estado de shcok total», por ser, en su opinión, algo completamente inesperado. La germana también admitió que no tenía ambición por hacerse con el puesto mayor de la institución y que siempre trabajó para «conseguir el mayor beneficio de la compañía y cumplir las necesidades del ayuntamiento». El fin de la institución zaragozana vino de la mano de sus malos registros económicos y por la poca proyección que tenía el ballet en la capital aragonesa, algo con lo que se mostraba muy crítica la alemana: «Está claro que mover una compañía crea un gasto y hay que afrontarlo con el cachet para no tener pérdidas o ganar aunque sólo sea un poco, pero el arte y la cultura no sólo se mide en dinero».

Siempre en defensa de la danza

Tras el fin del Ballet de Zaragoza, Kuppe-Matt no se desligó de la ciudad y siguió trabajando por el impulso de la danza y el ballet en toda la comunidad autónoma. Muestra de ello es la creación de Laboradance. 

Nacido en 2003, este proyecto de la directora alemana se creo para aprovechar las instalaciones abandonadas del Ballet de Zaragoza. En esta iniciativa, Kuppe-Matt volvía a apostar por el talento de los jóvenes bailarines nacionales, y también de todo el mundo. Centrada de esta manera también en la enseñanza, Laboradance era un taller intensivo en el que participaron cientos de bailarines que tenían como objetivo convertirse en profesionales de la danza. Con estancias variables, de entre varias semanas hasta dos meses, los alumnos aprendían de Kuppe-Matt los últimos flecos para conseguir llegar al profesionalismo. Este proyecto consiguió celebrar varias ediciones, que culminaban siempre con una pequeña representación de lo aprendido. 

Lejos de las fronteras aragonesas, la coreógrafa alemana desarrolló su trabajo en las compañías de Colonia y Ljubljana. Con una vida completamente vinculada a la danza –su madre fue una prestigiosa bailarina y directora en Alemania–, Kuppe-Matt fue jurado en numerosos concursos nacionales e internacionales, así como colaboradora de algunas de las compañías más prestigiosas de todo el planeta. En su trabajo con compañías también se incluye una colaboración con la compañía aragonesa de danza LaMov, con amplio reconocimiento internacional. 

Maestra de baile - Ángel Belloc, administrador del Centro de Danza.

Hoy la danza se ha tornado más triste, se ha bajado el telón y los focos del escenario se han apagado. Patsy Kuppe-Matt nos ha dejado tras una larga enfermedad a la que ha plantado cara con serenidad, fortaleza y valentía.

Patsy era una mujer elegante, sensible y tenaz que volcó toda su creatividad en la danza, su pasión, su motor, su razón de ser. Tras su paso por el extinto Ballet de Zaragoza al que dedicó quince años de su vida como Maestra de Baile y Directora Artística, centró sus esfuerzos en formar a nuevas generaciones de bailarines, poniendo a su disposición sus contactos en el mundo de la danza, abriéndoles el camino y facilitando su incorporación a compañías internacionales de danza. Patsy era feliz rodeada de bailarines, compartiendo sus ilusiones, sus inquietudes, guiándolos a través de su dilatada experiencia en el bello pero complicado mundo de la danza para que fueran capaces de hacer realidad sus sueños.

La vida pone en nuestro camino a personas que poco a poco se convierten en parte importante de nuestra existencia, que nos enriquecen y nos hacen mejores personas. En mi vida Patsy era una de esas personas importantes. De ella he aprendido su tolerancia, su generosidad y su ausencia de rencor. Siempre la recordaré con una sonrisa por los buenos momentos que hemos compartido y echaré de menos su compañía, su complicidad, su comprensión y su sentido del humor. Más allá de la enorme tristeza que me ha causado su pérdida, me siento muy afortunado por haber podido compartir con Patsy tantos años de amistad, de trabajo, de confidencias, de ilusiones, en definitiva, de vida.

Sirvan estas palabras de humilde homenaje al trabajo de una mujer que dedicó toda su vida a la danza y que forma parte ya de ese elenco de grandes profesionales que ha contribuido a convertir Zaragoza en la Ciudad de la Danza. Todo mi afecto y cariño para David, Rafa, Carmen y el resto de su familia que siempre la han acompañado en este viaje.

No te olvidaremos. Hasta siempre Patsy.

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