Todo comienza a finales del siglo XIX con Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza (Eduardo Jimeno), que fue instrumentalizada como la génesis del cine español en 1896 por el primer franquismo, obsesionado con potenciar al santuario de la Raza, cuando fue rodada el domingo 5 de noviembre de 1899. De principios del siglo XX se conserva Escenas callejeras (Ignacio Coyne, 1907) y de los años 10 y primeros años 20 varios reportajes rodados por Antonio Tramullas, autor además de la película perdida El diablo está en Zaragoza (1921). El año 1925 conoció la cinta muda Gigantes y Cabezudos (Florián Rey). De los años 30 es la película documental sensacionalista ¡El Pilar se hunde! (1932), y un reportaje italiano sobre la comparsa de Gigantes y Cabezudos (1933). La Guerra Civil y primera posguerra nos dejaron varios noticiarios fascistas italianos sobre prisioneros republicanos en el campo de concentración de la Academia General Militar (1938); la visita de Franco en las fiestas del Pilar (1939) y la inauguración de la estatua de César Augusto regalada por Mussolini (1940).

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El Noticiario Cinematográfico Español (NO-DO) realizó una buena colección de reportajes sobre la Zaragoza oficial del franquismo, entre otros: obras de embellecimiento de la plaza del Pilar (1944); visita de Eva Perón (1947); obras en la base norteamericana (1955); traslado de los restos de Palafox al Pilar (1958); visita de Franco (1959); Vº Congreso Eucarístico Nacional (1961); I Congreso Diocesano de Hombres Católicos (1966); certamen de la Maja Internacional y los cuarenta y cinco minutos motonáuticos (1969); visita de Franco (1970); inauguración de Mercazaragoza (1972) y ofrenda de flores (1973).

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La ópera Il trovatore’ (Giuseppe Verdi), en la que el palacio de La Aljafería y el torreón vulgarmente llamado del Trovador son parte central de la trama, ha conocido numerosas adaptaciones cinematográficas, como la versión muda de 1914 (Charles Simone); la genial A Night at the Opera (Una noche en la ópera, Sam Wood, 1935) protagonizada por los Hermanos Marx, donde se representa esta obra; y la italiana de 1949 (Carmine Gallone).

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Al comienzo de los años 50 Zaragoza aparece en dos producciones españolas: de forma parcial en Brigada criminal (Ignacio F. Iquino, 1950), y de lleno en la castiza Agustina de Aragón (Juan de Orduña, 1950). El documental norteamericano This is Cinerama (Esto es Cinerama, Merian C. Cooper, 1952) incluye un cuadro de jotas en la plaza del Pilar, y en el cortometraje Por el camino de la jota (Francisco Centol, 1957) aparecen imágenes de la zona monumental, mientras que el cortometraje El rey (José Luis Pomarón, 1959), transcurre en zonas poco o nada turísticas. La superproducción norteamericana Solomon and Sheba (Salomón y la reina de Saba, King Vidor, 1959) incluyó escenas rodadas en los montes de Valdespartera. Mientras tanto, el fotógrafo Manuel Coyné realizó hasta los años 60 varios reportajes sobre acontecimientos de la vida zaragozana como fiestas populares, eventos deportivos, inauguraciones y crónicas de sociedad.

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En los años 60, la película Alma aragonesa (José María Ochoa, 1961), incluye escenas en el Castillo Palomar; Alerta en el cielo (Luis César Amadori, 1961) hace propaganda implícita de la base norteamericana; y la curiosa Horizontes de luz (León Klimovsky, 1961) nos da una vuelta por la ciudad. También de ese año es el documental turístico Zaragoza ciudad inmortal (José Antonio Duce). La película Accidente 703 (José María Forqué, 1962) muestra imágenes de la moderna ciudad, y en 1965 Zaragoza aparece recreada en dos películas polacas: la de los tiempos de la Guerra de Sucesión Española en la novela de Jan Potocki Manuscrit trouvé à Saragosse (El manuscrito encontrado en Zaragoza) dirigida por Woyciech Jerzy Has; y en Popioly (Cenizas, Andrzej Wajda), que recrea la ciudad durante el asedio francés de 1809. El cortometraje La persecución (Alberto Sánchez Millán, 1965) incluye imágenes de enclaves del Casco Histórico poco después desaparecidos. La película Culpable para un delito (José Antonio Duce, 1966), rodada casi íntegramente en Zaragoza, ofrece una extraordinaria galería de localizaciones de la ciudad.

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Los años 70 arrancan con el cortometraje El payaso (Manuel del Real, 1970), rodado en el centro de Zaragoza. La versión televisiva de la película Gigantes y Cabezudos actualizó con éxito esta popular zarzuela (José Antonio Páramo, 1973); y Perros callejeros II: Busca y captura (José Antonio de la Loma, 1979) puso a Zaragoza en el mapa del cine quinqui. De los años 80 destacamos las siguientes producciones que tienen a Zaragoza como escenario de la trama: el cortometraje La Pabostría (Chiribito Films, 1981); la serie de televisión Ramón y Cajal (José María Forqué, 1982); la película 1919. Crónica del alba. 2ª parte (Antonio José Betancor, 1983); el documental Aragón: dos ríos (Alfredo Castellón, 1983); el audiovisual El último hombre. Miguel Labordeta (Emilio Alfaro, 1985), donde el Casco Viejo hace de telón de fondo para la narración de varios textos de este poeta; la serie documental A vista de pájaro, que dedicó en 1986 el programa a Zaragoza; y el documental y dramatización Biografía interior (Antonio Artero, 1988) también centrada en el poeta Miguel Labordeta.

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De los años 90 son algunos videos musicales con Zaragoza de escenario, como La mujer portuguesa (El niño gusano, 1995) y Donde muere la carretera (Ángel Petisme, 1998). La película Carreteras secundarias (Emilio Martínez Lázaro, 1997) incluye un buen puñado de localizaciones zaragozanas. En estos años se produjo además una auténtica explosión (con continuidad en las décadas posteriores) de cortometrajes rodados en Zaragoza, aún a pesar de una inicial ausencia total de políticas públicas para el fomento de la producción cinematográfica.

Ya en el siglo XXI, el asedio de Saraqusta que en 778 realizó el ejército franco aparece hasta en tres producciones audiovisuales, todas extranjeras: la serie italiana de dibujos animados Carlo Magno (Carlomagno, Il Nam Kim, 2004); la película documental 778. La chanson de Roland (778. El Cantar de Roldán, Olivier van der Zee, 2010); y la miniserie documental alemana Karl der Grosse (Carlomagno, Gabrielle Wengler, 2013). En la presente década de los años 20 la serie española El Cid (2020) incluye una recreación digital de la Saraqusta de Al-Muqtádir Billah, y parte de la trama tiene lugar en su qasr al-Ja’afariyya (palacio de La Aljafería). Concluimos este breve recorrido en la multipremiada película Las niñas (Pilar Palomero, 2020), que transcurre en la pródiga Zaragoza de los primeros años 90 del siglo XX. Son ejemplos audiovisuales de una ciudad así preservada en producciones originalmente realizadas para la gran y pequeña pantalla, y hoy accesibles mayormente a través de la red que todo lo atrapa a base de algoritmos…