El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el nuevo bono cultural, que llegará a todos los españoles que cumplan 18 años a lo largo de 2022. Esta nueva medida, que afectará a unos 12.000 aragoneses, facilita hasta 400 euros a los jóvenes para gasto cultural.

La iniciativa, que llegará a los bolsillos de los jóvenes en un solo pago y a través de una tarjeta monedero, permitirá a los beneficiados gastar hasta 200 euros en espectáculos en directo (conciertos, cine, exposiciones, festivales), otros 100 euros para productos culturales en soporte físico y otros 100 euros para el consumo de productos culturales en formato digital o en línea.

Se calcula que casi 500.000 jóvenes de toda España se pueden beneficiar de estas ayudas, recogidas en los Presupuestos Generales del Estado para 2022 con una partida de 210 millones de euros. En la elaboración del texto, el Ministerio de Cultura y Deporte ha seguido la experiencia de otros países como Francia o Italia, que también fijan la edad de sus beneficiarios en los 18 años.

Una vez concedida la ayuda al beneficiario, se abonará el importe total concedido, en un único pago, en formato de tarjeta prepago virtual nominal, que estará identificada con un número y la identidad del beneficiario. Estarán vigentes durante los 12 meses siguientes a su concesión.

Las reacciones del sector

La noticia, aunque ya conocida desde hace unos meses, ha vuelto a despertar la ilusión en las distintas ramas del sector cultural.

«Cualquier propuesta para la llegada de público joven es positiva», comenta Pachi Cano, presidente de la asociación de salas Aragón en Vivo, que considera «necesario» dar facilidades a los jóvenes para su incorporación al mundillo cultural.

Una línea que también comparte María López Insausti, presidenta de la Asociación de Empresas de Artes Escénicas (Ares): «Todas las políticas que sirvan para estimular el consumo son bienvenidas». López Insausti considera que junto al impulso económico también debe llegar «una pequeña guía orientativa», en especial para el teatro, ya que puede existir el riesgo de que el gasto se dirija todo «hacia espectáculos o conciertos».

Ese temor a una reacción dispar no existe para Paco Goyanes, gerente de la librería Cálamo, que espera que este incentivo sirva «para que los jóvenes hagan del consumo en cultura algo cotidiano». El librero ya está preparado para los lectores más jóvenes, con una sección específica para ellos en la tienda, en la que destacan «los cómics y que quizá ampliemos con algo de manga».

Con bastante tiempo por delante para conocer los efectos que puede tener la implantación del bono cultural en el sector, las tres ramas de la cultura consideran que su asentamiento también dependerá de la buena respuesta de los profesionales. «No podemos ignorar que cada generación tiene sus propios géneros musicales preferidos», comenta Cano, que ve cómo los más jóvenes se acercan al flamenco o al pop, pero que también «quieren descubrir géneros como el jazz o el soul, aunque en diferentes contextos».

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Algo similar ocurre con las artes escénicas, donde «la comedia y los espectáculos de humor» destacan sobre todas las demás, aunque López Insausti cree que es el momento para que los beneficiados «incluyan el teatro como una nueva forma de ocio habitual».

Por último, Goyanes ve «clave» la llegada de este impulso económico ya que servirá para recuperar a muchos lectores: «Los chavales dejan de leer cuando entran en la adolescencia y con esto pueden volver a las librerías antes». El librero, sin embargo, afirma que este retorno ya estaba sucediendo, en la que es «una de las pocas noticias positivas de la pandemia».