Crítica de Javier Losilla del concierto de Antónimo: La gramática del sentido

Suenan las guitarras a Patanegra y los teclados a Triana. Pero esto es solo un detalle. Añadamos un poco de la psicodelia de Smash y del cante de Agujetas y aun así seguiremos sin tener una descripción aproximada del arte genuino y perturbador de Antónimo. Más aproximaciones: el influjo de la música negra en el flamenco, asunto tan documentado como evidente. Así, Antónimo empezó su concierto en el ciclo De la raíz a golpe de bolero-blues ('El pimentón'), para colocarse, tras interpretar 'Labios de flu', en un cruce de caminos en el que confluyen Valderrama y Bola de Nieve, y los ecos de canciones como 'Veinte años' y 'Sabor a mí (Camino de la alameda)'.

Espléndido, arrebatador este Antónimo de verbo brillante (“Yo sabré que tus volantes están en dulce movimiento cuando sople fuerte el viento y se te encienda el lunar”, canta en 'Bichito Lu', pieza que interpretó en solitario con la guitarra), voz de arena y canciones que son el epítome de una extensa y emocional geografía sonora. En 'Vieja idiota', apoyado por el piano-teclado, echa un guiño al Calamaro de 'Flaca', y con arranque de 'La bien pagá' y cadencias de tango y milonga lanzó 'Demencia juvenil'. Y “azul, azul es el flamenco y azul eres tú”, canta en 'Rojo'. ¿Y qué me dicen de ese tremendo homenaje a Silvio Fernández Melgarejo (de Silvio y Sacramento) que es, con retazos de flameco-pop de lujo, 'La psicodelia de la Virgen del Patrocinio'? Con 'Gitanillo de 3.000' llegó a 'Luxine' (“Tus malditas feromonas se han follao a mis neuronas”), antes de despedirse con 'Lo antinatural', en clave de tango con tumbao (“Al mundo lo hemos matao / por mancharlo con banderas / por defender las fronteras / pa que no pase el de al lao”.

Los discos de Javier Losilla: 'Flamingos', el club de la pasión

Con unos espléndidos Webo Rodríguez (piano-teclado), Daniel Abad (contrabajo) y Rafa Teto (Percusión), Antónimo escribió el viernes la gramática del sentido. ¡Dale!

Suscríbete para seguir leyendo