Lo de la Real Sociedad va en serio. Muy en serio. No sólo gana cuando juega bien, también cuando lo hace mal. Ayer venció en Sevilla como los equipos grandes. Un tiro a puerta, una sola ocasión, le bastó para sumar un triunfo fundamental, que le consolida en lo más alto de la tabla. El equipo de Raynald Denoueix aún no conoce la derrota. Y va para largo. No hay duda de que los vascos ya son firmes candidatos al título.

El partido de ayer no pasará a la historia como un ejemplo de buen fútbol. El encuentro fue malo, trabado, para olvidar. El Sevilla empezó dominando y tuvo las mejores ocasiones en las botas de Antoñito. El delantero andaluz desperdició un buen centro de Fredi (m. 10) y uno de sus remates golpeó en la mano de Jauregi, en un posible penalti (m. 14). El portero Alberto, que debutaba en la Liga por una gastroenteritis de Westerveld, estuvo muy acertado y evitó un gol de Casquero.

El Sevilla no supo aprovechar sus ocasiones y lo pagó caro. La segunda parte empezó con la misma tónica. Siguieron las imprecisiones y el aburrimiento. El partido parecía condenado al 0-0, pero el líder aprovechó su ocasión. Nihat inició un contragolpe, cedió a Kovacevic, que pasó a De Pedro para que centrara y Karpin rematara a placer.