--¿Qué sensaciones corren por su cuerpo el día después de su mejor partido con el CAI?

--Siento que empiezo a recoger el fruto al trabajo de todos estos meses. Antes hacía cosas en los entrenamientos que en los partidos no me salían. Ayer, al fin, se vio al Rodrigo San Miguel de verdad, sobre todo en ataque. Me divertí jugando. Aunque también he de decir que no me salió todo. Tengo que mejorar en muchas facetas.

--¿Por qué ayer su rendimiento fue mejor que en otras ocasiones?

--No lo sé. Pienso y pienso, y no encuentro respuesta. Quizá ha sido por el cambio tan grande que he dado o por el tiempo que necesitaba de adaptación a la categoría.

--¿Qué diferencias hay entre el San Miguel de julio pasado y el de ahora?

--Que sé dirigir mejor al equipo. Estoy más suelto. Al principio me costó porque no tiene nada que ver ser el base de un equipo en el que juegan tus amigos de toda la vida, a dirigir a otro con profesionales, con gente mayor.

--¿Se ha sentido alguna vez un extraño en el vestuario?

--Extraño, no. Lo que pasa es que todo es diferente a lo que había hecho. En este sentido, Cargol y Pana me han ayudado mucho.

--¿Puede ser San Miguel el líder del CAI Zaragoza?

--Sí, creo que puedo llegar a ser el líder del equipo, pero dentro de la cancha. Siempre me ha gustado. Pero, ahora mismo, no. Soy nuevo en esto, y ya hay otros que lo hacen muy bien, como Pep (Cargol).

--¿Cuál es el papel que usted atribuye a un líder en un equipo de baloncesto?

--Es como un superior. Cuando él habla, la gente le escucha, le respeta, porque lo que dice suele estar lleno de coherencia.

--¿Qué diferencias hay entre la Liga LEB y las categorías en las que jugaba antes?

--La intensidad del juego. Y también que ha cambiado mi rol. Yo toda la vida había sido un base anotador, que hacía muchos puntos. Ahora lo que se me pide es que dirija bien. Anotar es más secundario.

--¿Qué debe mejorar en su juego?

--El tiro. Cuando acaban los partidos, mis amigos me preguntan: ¿por qué no metes más triples? Y yo les digo que no lo sé. Es lo mismo que me pasó al principio de temporada con los tiros libres. Siempre he sido un jugador de porcentajes altos, y aquí los tengo muy bajos. No sé por qué.

--¿Qué valoración hace de José Luis Oliete como entrenador?

--Lo veo como un buen técnico. Ha confiado en mí y mi opinión es que no es fácil darle tantos minutos a un jugador de sólo 17 años. Oliete me ha dado oportunidades y no me puedo quejar.

--¿Qué le ha enseñado?

--Me repite mucho que tengo que estar concentrado en los entrenamientos para luego estarlo en los partidos. También me corrige muchos detalles técnicos y tácticos, y me dice que tengo que estar más atento en defensa, donde reconozco que tengo lagunas de concentración puntuales.

--¿Por qué defiende tan mal el CAI Zaragoza?

--No tengo una razón clara que dar. No sé si es que lo hacemos mal, que nos vamos de los partidos con demasiada facilidad. El viernes, por ejemplo, en el segundo cuarto sólo nos hicieron 13 puntos, mientras que en el primero fuimos un coladero (29). No sé qué nos pasa. Y lo cierto es que a los jugadores nos preocupa que nos hagan puntos con tanta facilidad por una razón muy sencilla. Si te hacen 90, tienes que meter 91 y eso es muy difícil.

--¿Es George Gilmore el tipo de base que necesitaba el equipo?

--Supongo que el club quería reforzar el equipo porque pensarían que era necesario. Gilmore es un jugador con un buen pasado, con experiencia, que ha jugado siempre en Ligas superiores a la LEB. Eso es lo que puedo decir.

--¿Les puede la ansiedad en muchos partidos?

--No, ansiedad no hay.

--¿Cree que el nivel de juego que el CAI está exhibiendo será suficiente para disputar los playoffs?

--Mi opinión es que sí. No sé lo que pensarán mis compañeros. El equipo es bueno, tiene calidad para estar arriba y para llegar, por lo menos, hasta las semifinales. Pero lo primero que hemos de hacer es estar entre los ocho primeros.