Síguenos en redes sociales:

La Liga de Campeones

La ´Décima´ tendrá que esperar

El Real Madrid vivió una de las noches más negras de su historia reciente en el estadio Luis II de Montecarlo, donde el Mónaco convirtió en realidad un sueño que parecía imposible y dejó fuera de la Liga de Campeones al equipo español con un triunfo por 3-1 que le sirvió para contrarrestar el 4-2 que encajó en la ida. Después de estar en la penúltima ronda del torneo las cuatro ediciones precedentes, el Real Madrid dijo adiós a la competición en la que ha cimentado su prestigio con una actuación lamentable. Marcó primero y lo tuvo todo a favor, pero pecó de soberbia. Creyó que tenía herido de muerte a su adversario, no le asestó el golpe de gracia y le aupó hacia el triunfo por culpa de sus propios errores y de su indolencia. El Mónaco, un equipo muy inferior al Real Madrid en historia, presupuesto y nombres, hizo tambalearse el cuarto proyecto deportivo de Florentino Pérez. Al equipo blanco ya solo le queda la Liga española para salvar la temporada.

Carlos Queiroz apostó por Borja Fernández para cubrir la baja del sancionado David Beckham y volvió a confiar en Alvaro Mejía, que formó pareja con Iván Helguera en el centro de la defensa. Toda una declaración de intenciones del técnico luso. El Mónaco, como se preveía, planteó la batalla con más artillería de lo habitual. Didier Deschamps, técnico del cuadro del Principado, retrasó a Giuly a la posición de media punta y alineó en ataque a Prso y Morientes. La derrota que encajó su equipo en el Bernabéu le obligaba a asumir más riesgos, pero el Mónaco, un tanto atemorizado por la pegada madridista, no se lanzó a un ataque desenfrenado desde el primer minuto, como hubiera sido normal y protegió con esmero su retaguardia.

PARSIMONIA El Madrid se vio inmerso en una batalla menos intensa de lo esperado, pero el equipo blanco no está para florituras en los últimos tiempos. Jugó la primera parte con demasiada parsimonia, sin un hombre que fabricara su fútbol y con Ronaldo y Raúl muy aislados. Sólo Figo dio cierto criterio al juego de ataque, pero Roma apenas tuvo trabajo. Casillas tampoco. La única vez que tuvo que emplearse a fondo fue para despejar un tiro de Morientes tras una falta indirecta.

El Real Madrid se desperezó con una arrancada de Ronaldo, un centro que dejó pasar Guti y un zurdazo colocado de Raúl que entró por la escuadra derecha. Se cumplía el minuto 36 y la eliminatoria parecía resuelta. Pero Giuly batió a Casillas con una potente volea que entró por bajo en el tiempo añadido de la primera parte, y en el arranque de la segunda Morientes, con un espléndido cabezazo, firmó un gran gol y puso al Real Madrid al borde del precipicio. Con todo a favor, el Real Madrid se había relajado en exceso, se había creído que tenía el trabajo hecho y dio aire a un rival que comenzó a creer en el milagro.

Morientes desperdició una gran ocasión de marcar el tercer gol del Mónaco (min. 59), con el equipo madridista en plena crisis, incapaz de contrarrestar la avalancha que se le vino encima y que culminó con un gol de espuela de Giuly (m.65).

EMPUJE A base de empuje, porque buen juego nunca exhibió, el Real Madrid buscó el gol que le salvara. Raúl marcó uno, de cabeza en el minuto 73, pero fue anulado por fuera de juego. Y fuera de juego en Europa se quedó el equipo de Queiroz en una noche para el olvido del madridismo. El estadio Luis II fue la tumba de la Décima .

Pulsa para ver más contenido para ti