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El Real Zaragoza ha presentado a dos jugadores nuevos de cara a la próxima temporada, Agustín Aranzabal y Oscar González. Logrados estos objetivos, su gran apuesta, y también su gran quebradero de cabeza puesto que las negociaciones no avanzan a gusto de la entidad aragonesa ni de los representantes del medio centro, es la contratación de José María Movilla, con Alberto Celades en la recámara por si El Pelado decide no regresar a La Romareda. Las conversaciones para conseguir la renovación de Dani continúan en punto muerto una vez que el jugador realizó su contraoferta y no ha recibido respuesta alguna. Del resto de las operaciones para reforzar la plantilla, se está avanzando con Luis García, portero del Numancia. Si el aparato ejecutivo del Real Zaragoza cierra con éxito todos estos frentes abiertos, es más que probable que no se fiche en verano a ningún futbolista comunitario o extranjero, algo que no ocurría desde la temporada 94-95, cuando se conquistó la Recopa de Europa en París.

La ajustada economía, el plan deportivo diseñado por el cuerpo técnico, la sobrecarga de extranjeros en la plantilla (Drulic, Bilic, Ponzio, Alvaro y Toledo) para una temporada en la que sólo se permitirán tener inscritos a tres y la dificultad para dar salida a alguno de ellos al negarse a militar en Segunda División, ha frenado cualquier tentativa de acudir al mercado ajeno a la Unión Europea. La posibilidad de que llegue algún comunitario también es remota. Si, como así parece, la configuración de la plantilla, taponada por el momento por futbolistas que no cuentan para Víctor Muñoz, se ajusta al producto nacional, el Real Zaragoza rompería de cuajo con su tradicional tendencia a adquirir futbolistas de otros países, sobre todo de Suramérica.

Desde que el equipo conquistó la Recopa de Europa en la campaña 94-95 no se había dado esta circunstancia en el arranque del campeonato. Ese año llegó Cafú, pero lo hizo en el mercado de invierno, una opción a la que ha recurrido en no pocas ocasiones el Real Zaragoza en los últimos tiempos para solventar circunstancias adversas.