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La 11 jornada de LigaREPO

El ´Payaso´ no es feliz

El ´Payaso´ no es feliz

"No creo en ningún gafe". Aimar, que tiene casi todas las opciones de volver al once titular esta noche tras la tremenda patada en la boca que le propinó Pablo en el partido ante el Atlético, se esfuerza en no ver fantasmas ni algún mal de ojo en su entorno, pero lo cierto es que la suerte sí parece haber dejado de lado al futbolista con más talento que ha dado Argentina en los últimos tiempos. Así, no es de extrañar que el Payaso --no le gusta que le llamen así, ya que siempre prefirió su otro apodo: el Cai -- haya perdido protagonismo en el Valencia, en su selección y, en consecuencia, en el fútbol mundial, cuando le sobran condiciones futbolísticas para ocupar uno de los lugares destacados.

Están su calidad, su visión de juego, su velocidad con el balón, ese toque que le hace un futbolista diferente... Son demasiadas cosas para pensar que a Aimar no se le espera. Por supuesto que sí. La hinchada del Valencia ansía su magia como uno de los mejores remedios para la actual crisis, los futbolistas argentinos le siguen señalando como el mejor jugador de ese país y el seleccionador José Pekerman, que confió de forma ciega en sus posibilidades desde las categorías inferiores, ya ha dicho que Aimar volverá a la albiceleste y que espera de él una prestaciones similares a las que ha dado Zidane en la selección francesa. Y es que de este futbolista nacido en Río Cuarto no se puede dudar. Sería hacerlo del fútbol en sí mismo.

Demasiadas lesiones

Para confirmar todas esas expectativas Aimar deberá abandonar la mala fortuna que ha vivido en los últimos tiempos. Cierto es que su luz nunca ha brillado con la fuerza esperada desde que aterrizó en Valencia en enero del 2000 merced a un traspaso cifrado en 4.000 millones de pesetas en su día (24 millones de euros). Atrás dejaba River, donde era la estrella indiscutible y el elogio de Maradona, que le nombró su heredero y que aseguró que era "uno de los pocos futbolistas por los que merecía la pena pagar una entrada".

Ya en el Valencia, tuvo la total confianza de Cúper y en menor medida de Benítez, con el que alternó la titularidad indiscutible con otros momentos más oscuros. Así, en bastantes ocasiones, el técnico madrileño no dudó en dejarlo en el banquillo como revulsivo y confiar más en la fortaleza del bloque que en su talento. Varias lesiones musculares --es bastante propenso-- hicieron el resto para que Aimar aún no haya llegado a triunfar de pleno en Mestalla.

Pero, de un tiempo a esta parte, la dinámica en la que ha entrado es absolutamente desesperanzadora. Primero, por una pubalgia que le obligó a jugar poquísimo en la segunda mitad de la temporada pasada, cuando el Valencia consolidó sus títulos en Liga y en Copa de la UEFA, además de que le impidió sacar billete con su selección para la Copa América y los Juegos de Atenas. Después, una vez comenzada la temporada, una rotura de fibras ante la Real Sociedad --su cara de desconsuelo después de una jugada que finalizó en un gol de Di Vaio a centro suyo tras caer lesionado era todo un poema-- le volvió a dejar en el dique seco casi un mes.

Tras recuperarse, Ranieri fue dándole minutos en algunos partidos y le ofreció la camiseta titular frente al Atlético hace dos semanas. Sólo duró dos minutos por una patada en la boca que pudo acabar en tragedia --no podía respirar-- y que le mandó al hospital. Sólo ha jugado 168 minutos de 900 posibles en lo que va de Liga. Esta noche, vuelve. Lo hará sin protección bucal, pero con toneladas de talento en sus botas. Es verdad, el Payaso no es ahora feliz, pero le sobra calidad para dibujar pronto una sonrisa en su rostro y en el de la afición del Valencia.

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