Pedro Muñoz cambió ayer la heladora Bratislava por la incipiente primavera de Zaragoza. El nuevo presidente de la Federación Española de Tenis asistió anoche a la entrega de premios de la Aragonesa a sus mejores deportistas del 2004 junto a José Antonio Senz de Broto, vicepresidente nacional y máximo dirigente del tenis aragonés. Antes, visitó las instalaciones del centro territorial y de los dos clubs con categoría oro : el Real Zaragoza y el Stadium Casablanca. Muñoz se echa las críticas a la espalda y, cuando se le menciona el fracaso en la Davis, suaviza el gesto: "Con los chicos todo va bien".

--Vivió un convulso proceso electoral debido a una denuncia judicial. Una vez elegido, España cae en primera ronda de la Copa Davis, dos meses después de ser campeona. ¿Le ha merecido la pena llegar a ser presidente?

--Estoy acostumbrado a que las cosas me cuesten esfuerzo. Siempre he sido un hombre voluntarioso, que viene de una familia humilde.

--Con esta visita a Zaragoza pone en práctica uno de los puntos clave de su programa: prestar atención a las federaciones territoriales.

--He visitado siete en el último mes. Ya están empezando a ocupar el lugar que les corresponde. Tengo previsto regresar próximamente para reunirme con las instituciones, porque su apoyo es fundamental.

--¿Qué le ha parecido el Centro de Tenis de Aragón?

--He recibido una buena impresión de sus instalaciones y de su organización. Pero, aunque está en una posición privilegiada respecto a otras comunidades, me gustaría que se ampliara. Zaragoza es una capital grande que cuenta con tenistas de nivel, y se merece disfrutar de un centro de tecnificación. Falta una residencia para los deportistas, para lo que habría que ampliar el cuadro técnico. Así se conseguiría que los jugadores no tuvieran que emigrar.

--Desde Conchita Martínez, esa historia se ha repetido sin cesar.

--Aragón es una buena fábrica de tenistas. Mi intención es que los chavales no tengan que abandonar su entorno, por lo menos, hasta los 17 años.

--En el 2002, el Príncipe Felipe vivió una fiesta con la eliminatoria de primera ronda entre España y Marruecos. ¿Estuvo presente?

--Claro. El pabellón es una maravilla, y la ciudad tiene todo lo que se le puede pedir a una gran capital pero sin agobios. La organización fue magnífica y el público respondió de manera sensacional.

--¿Tiene posibilidades Zaragoza de repetir como sede de la Davis?

--¡Cómo no!

--Antes de su mandato, la elección de la candidata era cuestión, básicamente, de los jugadores.

--Vamos a elaborar un pliego de condiciones honesto y consensuado, en el que tendrán cabida factores como el económico, la pista, la altura... El 10% de la decisión será potestad de un consejo de designación de sede. Escucharé la opinión de los jugadores y los capitanes del equipo, pero luego yo decidiré porque soy el máximo responsable.

--Con la derrota de Bratislava, ¿se esfumó el gran objetivo de su mandato, ganar la Copa Davis?

--Estoy seguro de que, en los próximos cuatro años, volveremos a jugar otra final. La Davis es lo que más resonancia tiene pero es sólo la última consecuencia de lo más importante, el trabajo con la base.

--¿Cuáles son sus metas?

--Que cada territorial cuente con un centro de tecnificación, y recuperar un torneo grande femenino en España. Quizá, con el tiempo, podamos tener el sexto Grand Slam del mundo, un torneo de tres millones de dólares.