Rafael Nadal liquidó al alemán Nicolas Kiefer en la Central de Wimbledon para avanzar con firmeza a los octavos de final, en una jornada en la que Guillermo García López dijo adiós al torneo y en la que España se quedó sin representación femenina tras la marcha de María José Martínez. En la pista 1, la murciana María José Martínez tan sólo logró salvar un juego en la primera manga de su duelo con la estadounidense Venus Williams, defensora del título, que fulminó a la española en 1 hora y 12 minutos por 6-1 y 7-5.

El mallorquín, tetracampeón de Roland Garros, tendrá como próximo rival al vencedor del duelo que disputan el ruso Mijail Youzhny, décimo séptimo favorito, con el checo Radek Stepanek, decimosexto cabeza de serie. En teoría, el balear debería haber rematado el primer set ante Kiefer sin apenas inmutarse. En la práctica, el balear necesitó algo más de una hora, y un desempate para llevarse este primer parcial, en el que Nadal parecía no encontrarse del todo cómodo, y quizás acusó la sorpresa de la solvencia y la determinación del jugador germano con el servicio.

Kiefer recurrió a la efectividad de un saque sólido con el que rubricó un total de 13 aces y fue el primero en disponer de una bola de ruptura en el séptimo juego que salvó el mallorquín, quien puso la firma a la manga con un 7-3 en un desempate en el que ya no titubeó y que se inclinó fácilmente del lado del balear. Si el zurdo de Manacor, que sumó en los tres sets cinco saques directos, se mostró inquieto e incómodo durante el arranque del duelo en la Central, inició el segundo set con dosis extras de motivación. Y aquí ya sí, Nadal logró convertir su primera ocasión de rotura para quebrar el servicio de su rival y ponerse con 3-0 a su favor. Desde ese momento, se vio al verdadero Nadal, mientras su oponente se iba reduciendo poco a poco.