Dos días, dos medallas españolas, dos de natación sincronizada. No descarten que sean siete el sábado. Igualarían en estos Mundiales de Shanghái las del anterior de Roma-2009. El equipo de Anna Tarrés gana medallas a ritmo de cadena de montaje, casi con tedio funcionarial, como si detrás de cada una no hubiera centenares de jornadas de nueve horas. La que tocaba ayer, también de bronce, la consiguieron Andrea Fuentes y Ona Carbonell en la final técnica de dúo.

El madrileño Javier Illana fue quinto en la final de trampolín de un metro. El resultado permite lecturas opuestas. Es positiva si atendemos a la progresión (fue noveno en Melbourne- 2007 y séptimo en Roma-2009) o al hecho de que su especialidad es el salto desde tres metros. Y negativa si atendemos a las expectativas con las que se presentó a la final después de quedar tercero en la clasificatoria. La medalla de bronce se le escapó debido al empuje del alemán Pavlo Rozenberg y el estadounidense Chris Colwill. Illana empezó frío y cayó hasta la octava posición durante la competición, aunque los últimos saltos le permitieron remontar. Por delante quedaron los saltadores chinos, que cuentan sus participaciones por victorias. Shixin Li y Min He arrasaron sin más preocupación que el reparto del oro y la plata.

Por otro lado, la selección española masculina de waterpolo barrió en su debut a la débil Kazajistán por 18-5.