Han pasado unos minutos de las once de la noche en Candasnos, un pueblo del desierto monegrino muy cercano a Fraga. Numerosos vecinos esperan expectantes a la llegada de los gigantes del desierto. Está a punto de alcanzar la meta el ganador de la Isostar Desert Marathon, una nueva prueba en el calendario de carreras de aventura que tiene una longitud de 112 kilómetros.

Entre la oscuridad de la noche se intuye una lucecita en la lejanía. Es el frontal del primer clasificado, el mallorquín Miguel Capo. El ultrafonista lleva entre pecho y espalda más de once horas de carrera por el desierto, con temperaturas superiores a los 40 grados. De repente, Capo se para al borde de la pista cuando faltan cien metros para la meta. Nadie entiende lo que está sucediendo. El líder de esta maratón desértica decide esperar a su compañero de fatigas. Es el portugués Telmo Coimbra Veloso.

Capo se sienta en el suelo. Tras unos minutos descansando ve llegar al luso y le cede el triunfo. El balear llega el segundo, a 11 segundos de su rival y, sobre todo, amigo. Después llegó la explicación a este bello gesto. Capo decidió agradecer la ayuda prestada por Coimbra en los momentos más críticos del día, en los que Capo estuvo muy cerca del abandono.

El ganador

"Ha sido muy bonito este gesto de Miguel que me ha cedido la victoria y el premio al ganador que es la participación en la Marathon des Sables, que es mi sueño", explicaba roto por el esfuerzo el luso. "La dureza de la Isostar Desert Marathon Desert la pone el sol, que horas después de su puesta, aún lo tienes en la cabeza", explicaba el segundo clasificado. El tercero fue el atleta de Valladolid Javier Lozano, que llegó a meta a 46 minutos de Coimbra.

No Limit, la empresa organizadora, define la carrera como El peor momento. El peor lugar. Prueba de la dureza de esta nueva competición es que partieron 150 fondistas y llegaron a meta tan sólo 58. Tan solo acabaron el maraton tres chicas. Ganó curiosamente Susana Oliveira, la esposa de Coimbra. Su tiempo fue de 13.27.18. Segunda fue la corredora de Peña Guara Esther Arias a más de dos horas de la ganadora y la tercera Esther Valenzuela, con 16.49. El último en llegar a meta fue Oriol Estefanell, que alcanzó Candasnos casi a las dos de la tarde del domingo, después de 26 horas de supremo esfuerzo por el desierto de Los Monegros. El domingo se disputó la denominada Starter, hermana pequeña del Isostar Desert Marathon. Sobre 45 kilómetros ganaron Juan Paredes y Mónica Aguilera.

La carrera comenzó en el mediodía del sábado, cuando más castigaba el sol. Es la primera prueba desértica que se celebra en Europa en autosuficiencia alimenticia. Los atletas se llevan en su mochila la comida que quieren para el duro trayecto. Contaban con ocho controles de avituallamiento en el que recibían la bebida energética y agua.

El recorrido del ultramaratón fue sorpresa y sólo se desveló en el momento de recibir los corredores sus dorsales. Les esperaba un recorrido por las proximidades de Ontiñena, Berbegal, Castejón de Monegros y llegada a Candasnos por un recorrido llano y seco, sin una sombra, a lo largo de 112 kilómetros de longitud. El peor enemigo de los participantes era la monotonía del trazado por el desierto.

La prueba no tiene premios en metálico y la inscripción cuesta 110 euros. La carrera tiene unas normas muy estrictas que los participantes deben tener en cuenta. Se prohíbe circular fuera de los caminos y cruzar los campos y se descalifica a todo aquel que no socorra al que pida auxilio o el que solicite ayuda sin necesitarla. Las infracciones contra el medio ambiente como tirar basuras o desperdicios se sancionan.