La selección de Paraguay, con el zaragocista Paulo da Silva como baluarte defensivo, se impuso en las semifinales a Venezuela en la tanda de penaltis y volverá el próximo domingo a la final de la Copa América, en la que se enfrentará a Uruguay en el Monumental de Buenos Aires, 32 años después de su última presencia en el partido decisivo del torneo. La final guaraní más reciente data de 1979, cuando conquistó el título frente a Chile al mejor de tres encuentros.

Paraguay llega a la final tras empatar todos los partidos en esta Copa América y lo hace tras ser inferior a Venezuela, pero tuvo de nuevo en Justo Villar a su mejor hombre al detener un penalti de la tanda al medio Lucena. Fue Venezuela la que buscó tener mayores opciones en ataque e incluso hubo una anotación de cabeza de Vizcarrondo que fue anulada por una supuesta posición adelantada, además de un tiro al travesaño de Moreno. Miku y Arango, en la prórroga, también se encontraron con los palos para desesperación venezolana.

PARTIDO SERIO En el entramado defensivo paraguayo fue de nuevo clave Da Silva, con un partido muy serio en el eje. El central zaragocista, que ha disputado todos los minutos del torneo, admitió que la albirroja "llega con mucho desgaste" a la final del torneo continental, pero ante Uruguay "será todo o nada, aunque para ganar deberíamos jugar un partido perfecto".

"Ahora si tenemos que dejarlo todo", remarcó para luego también admitir que los penaltis "les dieron la suerte" de acceder a la final. "A lo que venimos haciendo, la suerte, la presión, tenemos que agregarle fútbol", dijo Da Silva, que compareció en rueda de prensa tras el partido junto al meta Justo Villar al no hacerlo el seleccionador guaraní, Gerardo Martino, quien no se presentó en la rueda de prensa.

Además, Da Silva fue protagonista involuntario de los incidentes tras el partido entre los jugadores venezolanos y los paraguayos. Un empujón del arquero suplente de Venezuela, Leo Morales, al defensor mientras éste celebraba el pase a la final desencadenó una serie de golpes y choques entre los jugadores. Ante la reacción inmediata de los paraguayos, el entrenador de Venezuela, César Farías, le dio un golpe de puño a un ayudante del cuerpo técnico de Gerardo Martino, y en la confusión posterior apenas si se divisó el enfrentamiento entre el venezolano Miku y el paraguayo Ortigoza. El resto fueron golpes, patadas y la intervención de la policía para terminar por fin con las peleas.

CHARLA CON AGUIRRE El central zaragocista comenzará sus vacaciones tras esa final del domingo, aunque el lunes Javier Aguirre hablará con él para cerrar su día de regreso para integrarse a la disciplina zaragocista.