Paraguay y el zaragocista Paulo da Silva se quedaron a las puertas de ganar la Copa América. El zaguero guaraní y sus compañeros poco pudieron hacer en la final ante la exhibición de Luis Suárez y Diego Forlán, que llevaron a la selección de Uruguay a su decimoquinto título del torneo, una gesta de récord que supera ya a Argentina en el palmarés.

Uruguay siempre tuvo un plan en la Copa América. Fue con diferencia el mejor equipo del torneo. Intergran Forlán y Luis Suárez una dupla extraordinaria. Sin duda, de lo mejor del mercado mundial. Y a ellos apeló Uruguay una vez más. Forlán, desde su nuevo sitio, más retrasado, pero con hambre de gol. Y Luis Suárez, espectacular, cayendo a la banda derecha, y dando mucho trabajo a Marecos, a Silva y a Verón en la zaga paraguaya.

Uruguay salió lanzado. Fue a por el trofeo desde el minuto uno. Quiso resolver cuanto antes. Desde el primer remate de Diego Lugano, de cabeza, con penalti por mano de Ortigoza no pitado, a los dos minutos, a un carrusel de ocasiones que acabaron en los goles. El primero de Luis Suárez, hábil en el área, y el segundo de Forlán, con un zurdazo, marca de la casa, que dejó helado a Justo Villar. Forlán hizo el tercero antes del final del choque

De Paraguay no hubo noticias. Ya tuvo mucha suerte con su pase a las semifinales. Hizo sus deberes al ganar a Brasil en cuartos. Justo Villar poco pudo hacer ante el vendaval de Uruguay, más equipo, más trabajado y con mayor verticalidad. Lo único potable en Paraguay fue el carácter de Haedo Valdez. Demasiado poco para frenar a Uruguay.

No fue el día de la defensa paraguaya. Tampoco de Da Silva. El central, como todo el equipo, acusó el cansancio y naufragó en muchas de las acciones, derrotado siempre en sus duelos con Forlán o Luis Suárez.