Herrera arribó al Zaragoza hablando muy claro. Así empezó la temporada y, cuando el equipo no le gustaba o no encontraba soluciones, lo decía sin tapujos. En Riazor, tras ver cómo se escapaban dos puntos ante un rival con 10, mandó un mensaje optimista, de ver la botella medio llena, cuando lo normal hubiera sido mostrar su pesar por la ocasión perdida, por el mal manejo al final del choque: "Tenemos que ser menos negativos. Es que parece que todo es malo, desde nosotros mismos. A lo mejor tengo que ser el primero yo, que siempre he sido crítico públicamente. A lo mejor no tengo que decir que hemos jugado tan mal porque hay que darle la vuelta en todos los aspectos. Es que no todo está tan mal", afirmó el entrenador sobre el cambio en la orientación de sus mensajes y acabó su explicación con un deseo: "Llevamos cuatro victorias y un empate en seis partidos. Ojalá sigamos con este ritmo".